Cuarta parte
Polaridad
“Todo es dual, todo tiene dos polos,
todo tiene su par opuesto.
Lo semejante y lo antagónico son lo mismo.”
Lo semejante y lo antagónico son lo mismo.”
…confiar en nosotros mismos, es confiar en Dios
Permanentemente, las circunstancias diarias de la vida exigen de nosotros una decisión. Y nosotros la tomamos. Conciente o inconcientemente. Producto de esa decisión, producimos ‘nuestro cielo o nuestro infierno’. La vida obliga a vivir, pero la elección de gozarla o sufrirla depende exclusivamente de nosotros. Nuestra naturaleza tiene libre albedrío en razón de nuestro don del pensamiento. El sufrimiento puede ser visto, si uno quiere, como una oportunidad de aprendizaje. Puede ser visto como la forma en que la Existencia nos señala aquello que debemos pulir en nosotros mismos; y que por estar en nosotros mismos no lo ‘vemos’, entonces lo ‘pone’ en el otro. Es solo cuestión de perspectiva. En el otro está más lejos, entonces lo podemos ver mejor.
Toda decisión, debería ser tomada con toda conciencia, meditativamente, en tiempo presente, aquí y ahora. Eso significa tomar decisiones desde nuestro Centro.
Cualquier circunstancia, por negativa que pudiera ser; puede polarizarse. Afortunadamente, nuestra mente experimentada y proyectista, no puede pensar dos cosas a la vez. Simplemente no puede. Porque la mente es focal. Concentra su atención en una idea y la desarrolla a la perfección. Polarizar significa poner en nuestra mente una idea opuesta a la que nos hace sufrir. Esto es sembrar una idea amorosa y dejar que la mente haga su trabajo. Pero la mente experimentada empezará a querer proyectar su experiencia. Nuestro trabajo es impedirlo. Nuestro trabajo es mantenerla focalizada en la idea que hemos sembrado. Es preciso reconocer y nutrir nuestro Centro, porque de ahí emana nuestra fuerza y nuestro poder de hacer. De otro modo la mente jugará con nosotros. Y su juego es peligroso.
Manifestar y disfrutar de una vida feliz, tiene un precio. El precio que debemos pagar es directamente proporcional al grado de disociación de nuestra personalidad respecto de nuestro Centro. Cuanto mayor es el apego a formas de pensar que producen sufrimiento, cuanto mayor es el apego a estados emocionales descontrolados, cuanto mayor es el apego a hábitos con los cuales nos hacemos daño; mayor es el precio que tendremos que pagar. Nos costará más, tanto que creeremos que no podremos solventarlo. Pero sí que podemos, si aplicamos nuestra Buena Voluntad de hacerlo. Al principio puede que sintamos que ‘no pasa nada’, pero nuestra voluntad flácida estará ejercitándose en el gimnasio de la vida, estará fortaleciéndose minuto a minuto. Pero no debe dejar de hacerlo, aunque duela. Nuestro trabajo, es estar Centrados para poder mantener nuestra decisión de cambio y lograr el éxito. El proceso de cambio es un proceso de gestación. Madurar, evolucionar a Ser Humano, es un proceso cuántico.
La mente, así como los metales y los elementos puede transmutarse de grado en grado, de condición en condición, de un polo hacia el otro polo, de vibración en vibración. Puede regresar a la función para la cual fue creada, puede pasar de ‘creerse el jefe’ a ser lo que siempre debió ser un, maravilloso ‘secretario ejecutivo’.
Dominar la Ley de Polaridad significa dominar el principio de trasmutación o alquimia mental. Dominar este arte permite que nos polaricemos a nosotros mismos primero, para polarizar otros ambientes, personas o cosas después. Atraeremos a nuestra vida todo aquello que resuene con el polo desde donde tomemos y actuemos nuestras decisiones.
Nuestro esfuerzo encausado a producir el cambio que deseamos en nuestra vida debe ser consistente y también paciente, porque no sabemos a ciencia cierta cuando se producirá. Solo podemos sentir que cada obstáculo que vencemos nos hace más fuertes, un poco más dichosos; y así sucesivamente, hasta que el cambio se consolida, se hace visible para todo el mundo, incluidos nosotros.
Toda decisión, debería ser tomada con toda conciencia, meditativamente, en tiempo presente, aquí y ahora. Eso significa tomar decisiones desde nuestro Centro.
Cualquier circunstancia, por negativa que pudiera ser; puede polarizarse. Afortunadamente, nuestra mente experimentada y proyectista, no puede pensar dos cosas a la vez. Simplemente no puede. Porque la mente es focal. Concentra su atención en una idea y la desarrolla a la perfección. Polarizar significa poner en nuestra mente una idea opuesta a la que nos hace sufrir. Esto es sembrar una idea amorosa y dejar que la mente haga su trabajo. Pero la mente experimentada empezará a querer proyectar su experiencia. Nuestro trabajo es impedirlo. Nuestro trabajo es mantenerla focalizada en la idea que hemos sembrado. Es preciso reconocer y nutrir nuestro Centro, porque de ahí emana nuestra fuerza y nuestro poder de hacer. De otro modo la mente jugará con nosotros. Y su juego es peligroso.
Manifestar y disfrutar de una vida feliz, tiene un precio. El precio que debemos pagar es directamente proporcional al grado de disociación de nuestra personalidad respecto de nuestro Centro. Cuanto mayor es el apego a formas de pensar que producen sufrimiento, cuanto mayor es el apego a estados emocionales descontrolados, cuanto mayor es el apego a hábitos con los cuales nos hacemos daño; mayor es el precio que tendremos que pagar. Nos costará más, tanto que creeremos que no podremos solventarlo. Pero sí que podemos, si aplicamos nuestra Buena Voluntad de hacerlo. Al principio puede que sintamos que ‘no pasa nada’, pero nuestra voluntad flácida estará ejercitándose en el gimnasio de la vida, estará fortaleciéndose minuto a minuto. Pero no debe dejar de hacerlo, aunque duela. Nuestro trabajo, es estar Centrados para poder mantener nuestra decisión de cambio y lograr el éxito. El proceso de cambio es un proceso de gestación. Madurar, evolucionar a Ser Humano, es un proceso cuántico.
La mente, así como los metales y los elementos puede transmutarse de grado en grado, de condición en condición, de un polo hacia el otro polo, de vibración en vibración. Puede regresar a la función para la cual fue creada, puede pasar de ‘creerse el jefe’ a ser lo que siempre debió ser un, maravilloso ‘secretario ejecutivo’.
Dominar la Ley de Polaridad significa dominar el principio de trasmutación o alquimia mental. Dominar este arte permite que nos polaricemos a nosotros mismos primero, para polarizar otros ambientes, personas o cosas después. Atraeremos a nuestra vida todo aquello que resuene con el polo desde donde tomemos y actuemos nuestras decisiones.
Nuestro esfuerzo encausado a producir el cambio que deseamos en nuestra vida debe ser consistente y también paciente, porque no sabemos a ciencia cierta cuando se producirá. Solo podemos sentir que cada obstáculo que vencemos nos hace más fuertes, un poco más dichosos; y así sucesivamente, hasta que el cambio se consolida, se hace visible para todo el mundo, incluidos nosotros.
Mandala pintado por mi
Continúa Quinta Ley Universal: RITMO en
http://conciencialuzvioleta.blogspot.com/2009/09/todo-fluye-y-refluye-todo-tiene-su.html
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