"Actuar desde el corazon"
La energia del corazon es la que nos mantiene honestos y en integridad con nuestras intenciones. Venimos de la Luz, esa es nuestra familia. Somos todos UNO, la separatidad no existe. Actuar desde el corazon es: no hacer daño, ser honesto, íntegro, encontrar el gozo siempre y vivirlo al tope; ah! y también, dar las gracias.
11-11-11 FTG

Bùsqueda

domingo, 28 de abril de 2013

De La Búsqueda De Metas A La Celebración



La relajación es un estado determinado en el que la energía no se mueve a ninguna parte, ni hacia el futuro ni hacia el pasado; simplemente está contigo. En el lago tranquilo de tu propia energía, en su calor, te ves tú envuelto. Este momento lo es todo. No existe otro. El tiempo se detiene; entonces surge la relajación. Si interfiere el tiempo, no la habrá. El reloj se detiene sin más; el tiempo deja de existir. Este momento lo es todo. No tienes que pedir nada más, solamente debes disfrutarlo. Hay que disfrutar las cosas corrientes, porque son las más hermosas. De hecho, nada es ordinario si existe Dios, todo se vuelve extraordinario.

Piensa en las cosas pequeñas... Como caminar por el césped cuando no se han evaporado todavía las gotas de rocío, sentirse inmerso en tal placer: disfrutando de la textura, del contacto con el césped, de la frescura del rocío, la brisa matinal, el sol en ascenso. ¿Qué más necesitas para ser feliz? ¿Qué más es posible? Acostarte por la noche entre las frescas sábanas de tu cama, sentir su textura; poco a poco las sábanas se van calentando, la oscuridad te envuelve, el silencio de la noche... Con los ojos cerrados te sientes en tu ser. ¿Qué más necesitas? Es demasiado; de ahí nace una profunda gratitud: eso es relajación.

La relajación significa que este momento es más que suficiente, más de lo que puede pedirse y esperar. Nada qué pedir, es más que suficiente, es todo lo que puedes desear; entonces la energía no se mueve a ninguna parte. Se convierte en un lago tranquilo. Te disuelves en tu propia energía. Este momento se llama relajación. No es algo del cuerpo ni de la mente, la relajación pertenece a la totalidad. Por eso los iluminados no dejan de decir: “Trasciende los deseos”, porque saben que si hay deseo, no puedes relajarte. No dejan de decir: “Entierra el cadáver”, porque si estás demasiado preocupado por el pasado, no puedes relajarte. Dicen también: “Disfruta de este momento”. Jesús dice: “Mira los lirios. Observa los lirios del campo; no cuesta nada admirarlos, y son muy hermosos, su esplendor es mayor que el del rey Salomón. Los rodea un aroma más delicioso del que conoció jamás el rey Salomón. ¡No dejes de admirar los lirios!”.

¿Qué es lo que está diciendo? Está diciendo: “¡Relájate! No debes esforzarte para conseguirlo; de hecho, todo se te da servido”. Jesús dice: “Si Él cuida de los pájaros del cielo, los animales, los animales salvajes, los árboles, las plantas, ¿entonces por qué te preocupas? ¿No cuidará acaso de ti?”. Eso se llama relajación. ¿Por qué te preocupas tanto por el futuro? Observa los lirios, disfruta de su belleza, llega a ser como ellos; luego relájate. La relajación no es una postura; la relajación es una transformación total de tu energía. Ésta puede tener dos dimensiones. Una está motivada, se dirige a algún sitio, tiene una meta; este momento es sólo un medio y la mete hay que obtenerla en algún otro lugar. Es una dimensión de tu energía, es la dimensión de la actividad, de alcanzar una meta. En ese caso todo es un medio; hay que emprender el camino y alcanzar la meta. Después descansarás. Pero para este tipo de energía la meta nunca llega, porque a cada momento este tipo de energía se convierte en un medio para pasar a otra cosa, en algo que está en el futuro. La meta siempre queda en el horizonte. Tú sigues corriendo, pero la distancia permanece igual.

No, hay otra dimensión de energía: esa dimensión es la celebración sin motivo. La meta está aquí y ahora; la meta no está en ningún otro lugar. De hecho, tú eres la meta. En realidad, no hay ninguna otra satisfacción que la del momento: observa los lirios. Cuando tú eres la meta y cuando la meta no está en el futuro; cuando no hay nada qué alcanzar; cuando lo que haces, por el contrario, es celebrar, ya has llegado a la meta, la tienes ahí. Ésa es la relajación, energía sin motivo.

Para mí, hay dos tipos de personas: los buscadores de metas y los que celebran. Los que van en pos de una meta son los que están locos; o se están volviendo poco a poco, van creando su propia locura. Y la locura lleva su propio impulso. Poco a poco, se van metiendo más en ella, hasta el momento en que ya no tienen remedio. El otro tipo de persona es la que no busca metas; no es en absoluto un buscador, se dedica a celebrar.

Esto es lo que yo te enseño: ¡a disfrutar, a celebrar! Tenemos muchos motivos: las flores están en su esplendor, los pájaros están cantando, el sol luce allá en el cielo; ¡celébralo! Entonces de pronto te relajas, entonces desaparece la tensión, desaparece la angustia. Toda la energía que se había convertido en angustia se transforma en gratitud; tu corazón no deja de latir con profundo agradecimiento: eso es orar. Eso es oración: un corazón que late con profundo agradecimiento.No hay necesidad de hacer nada al respecto. Sólo comprender el movimiento de la energía, el movimiento desmotivado de la energía. Ésta fluye, pero no hacia la meta, fluye como un placer. Se mueve, pero no hacia la meta, se mueve a causa de su misma energía desbordada.

Un niño salta y baila y corre por doquier; pregúntale: “¿ Adónde vas?”. No va a ningún lugar; te sentirás ridículo ante sus ojos. Los niños siempre piensan que los adultos son tontos. Qué pregunta tan tonta: ¡¿Adónde vas?”. ¿Es que hace falta ir a algún sitio? Un niño no puede responderte la pregunta porque es irrelevante. Él no va a ninguna parte. Se encogerá de hombros. Te dirá: “A ningún sitio”. Pero la mente, fijada en una meta, preguntará: “¿Entonces por qué corres?”. Porque para nosotros una actividad sólo tiene sentido cuando conduce a algún lugar.

Pero yo te digo, no hay lugar adónde ir: aquí está todo. La existencia entera culmina en este momento, converge en este momento. Toda la existencia se está derramando en este instante; todo lo que hay se vierte en este instante; está aquí, ahora. Un niño disfruta nada más de la energía. Tiene demasiada. No está corriendo porque tenga que llegar a algún sitio, sino porque le sobre, tiene que correr.

Tú debes actuar sin motivo aparente, tan sólo desbordando energía. Comparte, pero no negocies, no hagas tratos. Da porque tienes, no des para recibir; así no serás feliz. Todos los vendedores van al infierno. Si buscas a los mayores comerciantes y negociantes, ve al infierno, allí los encontrarás. El cielo no está hecho para los negociantes. El cielo es para los hombres que celebran.

¿Qué hay que practicar entonces? Conseguir la calma. Estar más y más en el aquí y ahora. Estar más y más en la acción, y menos en la actividad. Estar más y más hueco, vacío, pasivo. Ser más como un observador; indiferente, sin esperar nada, sin desear nada. Estar feliz contigo mismo tal como eres. Celebrar la vida.

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martes, 16 de abril de 2013

Tensión Y Relajación

 
Pregunta:
“Siento gran tensión y estrés. ¿Cómo puedo estar más relajado?”.

Hay que relajarse desde la circunferencia; ahí es donde estamos, sólo podemos comenzar desde donde estamos. Relaja la circunferencia de tu ser; relaja tu cuerpo, relaja tu comportamiento, relaja tus actos. Camina de manera relajada, come de una manera relajada, habla, escucha de una manera relajada. Aminora cada acción. No tengas prisa, no te aceleres. Muévete como si toda la eternidad estuviera a tu disposición; de hecho, lo está. Estamos aquí desde el principio y vamos a estar hasta el final, si es que hay un principio y hay in final. Pero el caso es que no hay ni principio ni fin. Siempre hemos estado aquí y lo estaremos siempre. Cambian las formas, pero no la sustancia; cambian las vestiduras, pero no el alma.

Tensión significa prisa, miedo, duda. La tensión significa un esfuerzo constante por proteger, por estar seguro, por estar a salvo. La tensión significa prepararnos para el mañana ahora, o para la vida eterna; significa estar temerosos de que mañana no podamos enfrentarnos a la realidad, por lo que hay que estar en guardia. La tensión significa el pasado que no se ha vivido plenamente, que de cierta manera se dejó pasar de largo, pero te sigue, es recurrente, te obsesiona.

Recuerda algo fundamental respecto a la vida: cualquier experiencia que no ha sido vivida te perseguirá, no te dejará en paz: “¡Acaba conmigo! ¡Víveme! ¡Complétame!”. En cada experiencia existe una cualidad intrínseca que tiende a ser acabada y desea ser completada. Una vez satisfecha, se evapora; incompleta, persiste, te tortura, te obsesiona, atrae tu atención. Te dice: “¿Qué es lo que vas a hacer conmigo? Todavía estoy incompleta. ¡Realízame!
Todo tu pasado te persigue, pidiéndote acabar cosas; porque nada ha sido vivido realmente, todo ha sido de algún modo evitado, vivido parcialmente, vivido a medias, de una manera tibia. No ha habido intensidad, ni pasión. Te has conducido como un sonámbulo. Así, el pasado te obsesiona y el futuro crea angustia. Entre el pasado y el futuro está como emparedado el presente, la única realidad.

Tendrás que descansar desde la circunferencia. El primer paso para hacerlo está en el cuerpo. Recuerda cuanto más te sea posible mirar en su interior, si cargas de alguna manera alguna tensión en él: en el cuello, en la cabeza, en las piernas. Relájalo a consciencia. Ve hasta esa parte del cuerpo y persuádela, dile amorosamente: “¡ Relájate!”.

Al abordar cualquier parte de tu cuerpo, quedarás sorprendido de que te escucha, te hace caso; ¡es tu cuerpo! Con los ojos cerrados penetra en tu interior, desde los dedos de los pies hasta la cabeza, localizando cualquier lugar donde haya tensión. Habla entonces con esa parte como si hablaras con un amigo; permite un diálogo entre tu cuerpo y tú. Dile que se relaje, y adviértele: “No hay nada que temer. No tengas miedo. Estoy aquí para cuidarte; estate tranquilo”. Poco a poco, aprenderás el truco. Conseguirás que el cuerpo se relaje.

Después da otro paso, un poco más profundo; dile a la mente que se relaje. Si el cuerpo escucha, la mente también lo hace, pero no puedes empezar con la mente; tienes que hacerlo desde el principio. No puedes empezar por el medio. Mucha gente empieza por la mente y fracasa; se debe a que empieza por el sitio equivocado. Todo debe hacerse en el orden correcto.

Si llegas a ser capaz de relajar el cuerpo voluntariamente, serás capaz entonces de ayudar a que la mente haga lo mismo. La mente es un fenómeno más complejo. Una vez que ya estás seguro de que el cuerpo te escucha, contarás con una nueva confianza en ti mismo. Ahora incluso la mente puede escucharte. Con la mente llevaré un poco más de tiempo, pero sucede.

Cuando la mente se encuentre relajada empieza entonces a relajar tu corazón, el mundo de tus sentimientos, tus emociones; algo todavía más complejo, más sutil. A partir de ahí te moverás con confianza, con una gran confianza en ti mismo. Ahora sabrás que con la mente toma algo más de tiempo, pero que sí es posible. Si lo es con el cuerpo y con la mente, también es posible con el corazón. Sólo entonces, cuando has dado estos tres pasos, puedes pasar al cuarto. Ahora puedes pasar al centro más interno de tu ser, el cual está más allá del cuerpo, de la mente, del corazón: el verdadero centro de tu existencia. Conseguirás también relajarlo.

Dicha relajación aporta el mayor gozo posible, el supremo éxtasis, la total aceptación. Te hallarás lleno de felicidad y de júbilo. Llenará tu vida de ductilidad y armonía, la convertirá en danza.

La existencia danza en armonía, el hombre se resiste. La existencia entera se mueve de la manera muy relajada; hay movimiento, sin duda, pero en total equilibrio. Los árboles crecen, los pájaros pían y los ríos fluyen; las estrellas se mueven: todo marcha de una manera muy armónica. Sin prisa, sin alboroto, sin preocupación y sin desperdiciar nada. El hombre puede elevarse por encima de los dioses y caer más bajo que los animales. el hombre tiene un espectro amplio. De lo más bajo a lo más alto, el hombre es una escalera.
Empieza desde el cuerpo, después pasa, poco a poco, hacia el
interior. No pases a otra cosa hasta que primero no hayas solucionado lo principal. Si tu cuerpo está tenso, no empieces por la mente. Espera. Trabaja sobre el cuerpo. Y piensa que las pequeñas cosas son de inmensa ayuda.
Caminas a un cierto paso; se ha convertido en algo habitual, automático.

Ahora trata de caminar lentamente. Buda solía advertir a sus discípulos: “Caminad muy despacio, y dad cada paso conscientemente”. Si cada paso lo das conscientemente, acabarás caminando lentamente. Si vas corriendo, con prisa, te olvidarás de recordar. De ahí que Buda camina muy lentamente.
Intenta caminar lentamente; quedarás sorprendido: un nuevo tipo de consciencia empezará a surgir dentro del cuerpo. Come lentamente; quedarás sorprendido: supone una gran relajación. Haz todo lentamente... sólo por cambiar el modelo antiguo, tan sólo para cambiar los viejos hábitos.

Primero el cuerpo tiene que relajarse completamente, como el de un niño pequeño. Entonces pasa a la mente. Actúa científicamente: primero lo más sencillo, después lo más complejo, para pasar a lo muy complejo. Sólo así podrás relajarte en lo más hondo.

La relajación es un fenómeno de gran complejidad; con muchos matices, multidimensional. Son primordiales las siguientes cosas: entregar, confiar, darse, amar, aceptar, seguir la corriente, unirse a la existencia, disolver el ego, entrar en éxtasis. Incluye todo esto. Todo ello comienza a suceder si aprendes los caminos hacia la relajación.
Tus llamadas religiones te han hecho muy tenso, porque han creado en ti la culpa. Aquí mi labor es ayudarte a que te deshagas de toda culpa y de todo el miedo. Me gustaría decirte: no hay cielo ni infierno. Por lo tanto no temas al infierno y tampoco ansíes el cielo. Todo lo que existe es este momento. Puedes convertirlo en cielo o infierno –es absolutamente posible- pero no 
existe cielo o infierno en ningún otro lugar. El infierno existe cuando te encuentras tenso; el cielo, cuando estás relajado. La relajación total es el paraíso.

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OSHO
Equilibrio Cuerpo-Mente
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viernes, 12 de abril de 2013

Frigidez



Pregunta:
“Tengo un problema sexual. Siento que algo no funciona bien en mí, pero siempre finjo disfrutar en las relaciones sexuales”.

Uno debería superar el sexo algún día, pero para superarlo hay que vivirlo, y si nunca lo has vivido adecuadamente, es muy difícil que lo superes. Vivirlo forma parte del camino a superarlo. La gente que no disfruta del sexo puede que haya quedado anclada en una determinada actitud, puede que haya estado condicionada.

El caso es que en todas partes del mundo, la gente está corrompiendo a la humanidad; y la corrupción más grande estriba en que a todo el mundo se le enseña a sentirse culpable a la hora de disfrutar... como si fuera malo estar feliz. Cuando eres infeliz, todo está bien, pero cuando eres feliz, algo va mal. Por lo tanto, la felicidad ha sido aplastada y reprimida; y a menos que estalles de felicidad, perderás la oportunidad que t ofrece la vida.
La vida existe para ese descubrimiento; para aprender a ser absolutamente feliz.. a estallar de gozo.

Efectivamente el sexo te ofrece la mayor posibilidad de estallar. Es una de las maneras más naturales de vislumbrar samadhi, la meditación profunda, la total bienaventuranza. Hay otras formas de alcanzar la bienaventuranza, pro no son tan natrales. El seco es el modo más natural, está biológicamente incorporado. Es un regalo de Dios; vale para cualquier persona, ya sea religiosa o no, hindú o mahometana, que crea en la existencia de Dios o que no crea, que sea comunista o ateo, o lo que sea... Posee algo innato que le hará vislumbrar un retazo del más allá: más allá del cuerpo, más allá de la mente.
Por lo tanto, debes recordar y probar tres cosas. Primero, cuando estés haciendo el amor, sé activo. Al ser pasivo todo sucederá de manera más primaria. Cuando eres activo, no resulta tan sencillo. Dile a tu novio que haga el papel de mujer y tú harás el de hombre. Hazlo como un juego. Deja que él sea más pasivo y tú más activa. Cuando uno es más activo, se genera la energía, ésta se estimula más; resulta difícil detenerse a la mitad. Pero cuando permaneces pasivo, puedes detenerte en cualquier momento porque apenas pasas del exterior. Eres apenas un espectador. Sé un poco más activo. Esto sólo es una medida temporal. Una vez que has llegado a tener una experiencia orgásmica, entonces no hace falta; podrás volver a tu viejo papel de mujer. Es tan sólo temporal. Tú dile a tu novio que él tiene que ser la mujer y que tú tienes que ser el hombre y ser activa.

Segunda cosa: antes de hacer el amor dancen juntos. Que sea una danza alocada. Canten en voz alta, toquen música si lo desean. Pongan incienso en la habitación. Arma un elaborado ritual... casi religioso.

La gente no se mueve por fases a la hora de hacer el amor. Están sentadas dos personas y de repente empiezan a hacer el amor. Es tan abrupto; y lo es más para la mujer. Para el hombre no lo es tanto porque la energía del hombre es de una especie diferente, y la sexualidad del hombre es más local. La sexualidad de la mujer es más total; comprende todo su cuerpo. Por eso, a menos que esté precedido por unas caricias, una mujer nunca entra de lleno en el acto.

Primero danza, canta, deja que la energía salga a borbotones, y entonces, si eres mujer, haz el papel activo. ¡Desmelénate! No te rijas por patrones: deshiníbete. Si quieres gritar mientras estás haciendo el amor, no te reprimas. Si quieres cantar, no te reprimas. Si quieres pronunciar algunas palabras gibberish*, pronúncialas; funcionarán como un mantra.

Y la tercera cosa: cada día desde la mañana hasta la noche, obsérvate: quizá también estés reprimiendo tu alegría en otras cosas. Así que debes hacer cambios radicales. Cuando estés comiendo, hazlo gozosamente, porque todo está interconectado. Cuando estés bailando, debe primar la alegría. 

Meditando, lo mismo. Hablando con una persona, sé alegre, radiante, fluido. Cuando camines por la calle, sé alegre. No sabemos todo lo que nos estamos perdiendo. Un simple paseo por la calle puede disfrutarse enormemente. ¿Quién sabe? Puede que no amanezca un nuevo día. A lo mejor mañana ya no pedas pasear. Quizá el viento esté, pero tú no. Puede que sea para ti el último día. A lo mejor mañana ya no estás para sentir el Sol. ¿Quién sabe lo que puede ocurrir mañana? Puede que éste sea el último día.

Así que hay que disfrutar siempre cada momento como si fuera el último. Absórbelo entero, exprímelo al máximo, que no quede nada. Entonces uno vive intensa y apasionadamente. El sexo no es nada más que una consecuencia de tu postura existencial, está interconectado, así que tendrás que cambiarlo todo.

¡Come con deleite! No lo hagas como si fuera una obligación: disfrútalo. Es un regalo de Dios y uno debe estar agradecido por ello. Si hablas con alguien, haz lo mismo.

En este preciso instante, comienza también a disfrutar de las cosas que en apariencia no tienen nada que ver con el sexo. Al final el resultado será que si disfrutas de otras cosas, también disfrutarás del sexo. si no disfrutas de ellas, tampoco disfrutarás del sexo.

Esta es mi opinión: la postura hacia el sexo es una postura llena de simbolismo; lo muestra todo respecto al conjunto de tu vida. Por lo que tampoco disfrutarás otras cosas, o sólo hasta cierto punto, y entonces habrá un bloqueo. Un hombre que tiene miedo de la felicidad; de la alegría, siempre tiene miedo de muchas otras cosas. Irá hasta un punto determinado y luego pondrá una barrera.

Cumple estos tres requisitos y acude a mí dentro de tres semanas. Tres semanas de vida alocada. Olvida todo lo humano: sé un animal, un puro animal, y entonces haré fácilmente de ti un ser humano. Pero para ser un animal uno necesita profundizar en las cosas. A menos que seas un animal auténtico, no puedes llegar a ser un ser humano auténtico. Y a menos que seas un verdadero ser humano, no puedes convertirte en un ser divino.

Todo tiene su jerarquía: el animal es la base del templo, la humanidad son las murallas y la divinidad es el tejado. Éste no puede existir sin la base. Pero si no hay paredes, tampoco podemos tener edificio. El hombre es un edificio de tres plantas: la primera es animal, la segunda es humana, la tercera es divina. Así que tienes que empezar por la primera, desde el principio; empieza por poner los cimientos.

* Gibberish: Parloteo sin sentido o galimatías. (N. del T).
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domingo, 7 de abril de 2013

Ríe y Elévate



El humor unirá tus partes dispersas, el humor pegará tus fragmentos en un conjunto. ¿No lo has observado? Cuando ríes sinceramente, de repente todos los fragmentos desaparecen y llegas a ser uno. Cuando ríes, tu alma y tu cuerpo son uno: ambos ríen juntos. Cuando piensas, tu mente y tu cuerpo se separan. Cuando lloras, tu cuerpo y tu alma son uno; funcionan en armonía.
Recuérdalo siempre: todas esas cosas son buenas, son para bien, porque hacen de ti una unidad. Reír, llorar, bailar, cantar, todas ellas te hacen de una pieza, funcionas como una entidad armónica, no separada. El pensamiento pasa por la cabeza, y el cuerpo puede seguir haciendo infinidad de cosas. Puedes seguir comiendo y la mente sigue pensando. Esto es división. Caminas por la calle: el cuerpo camina y tú piensas. No estás pensando en el camino, ni en los árboles que te rodean, no estás pensando en el sol, no estás pensando en la gente que está pasando, sino en otras cosas, de otros mundos.

Pero ríe, y si la risa es realmente profunda, si no es sólo una pseudorisa, apenas en los labios, de repente sientes que tu cuerpo y tu alma están funcionando juntos. No se queda sólo en el cuerpo, se adentra en lo más profundo de tu ser. Surge de tu mismo ser y se extiende en circunferencia. Formas una unidad con la risa.

En una localidad de veraneo de Nueva Inglaterra había un hombre tan feo que era el blanco de todas las bromas que se les ocurrían a sus paisanos. Un cirujano plástico que visitaba la localidad en unas vacaciones se quedó tan impresionado por su fealdad que se ofreció a operar a aquel hombre gratis. “De hecho – dijo- será un verdadero placer. Le haré a usted una operación en la que quedará como el hombre más guapo de Nueva Inglaterra”.
Justo antes de empezar con el bisturí, el cirujano le preguntó: “¿Quiere que le cambie la cara completamente, totalmente?”.
“No – respondió el hombre- no demasiado. Quiero que los del pueblo sepan quién es ése tan guapo”.

Así es como funciona el ego. Quieres que los demás sepan quién es ése tan guapo. Quieres que los demás sepan quién es ése tan dócil, tan humilde, quién es ése que está al final de a cola. Si tan sólo queda un poco de esos deseos, quiere decir que el ego está completamente vivo, floreciente. Nada ha cambiado. Sólo un cambio total supone un cambio.

Hymie Goldberd ha perdido una gran cantidad de dinero en la bolsa y se encuentra desolado. Va a visitar a su médico y le dice:

“Doctor, doctor, mis manos no dejan de temblar”.
“Dígame –le responde el doctor- ¿bebe usted mucho?”.
“No puedo –contesta Hymie- lo derramo casi todo”. “Comprendo –dice el doctor, preparándose para realizarle un
examen exhaustivo a Hymie. Cuando termina le dice-: Dígame, ¿no siente un hormigueo en los brazos, dolor en las rodillas y mareos repentinos?”.
“Sí –responde Hymie- eso es exactamente lo que me pasa”.
“Es curioso –añade el doctor- a mí me ocurre igual... ¡No sé lo que será!”.
Acto seguido el doctor se pone a consultar sus notas durante varios minutos antes de alzar la vista y preguntar: “Dígame, ¿le ha pasado esto antes?”.
“Sí –responde Hymie- me ha pasado”.
“Bien, está claro entonces –responde el doctor, apretando el timbre para que pase el próximo paciente- ¡Pues le está pasando otra vez!”.

Cuando Fred llega de la visita del médico, tiene un aspecto terrible. Le cuenta a su esposa Becky que el médico le ha dicho que va a morir antes de que acabe la noche. Ella entonces lo abraza, los dos lloran un poquito, y Becky sugiere que se vayan temprano a la cama para hacer el amor una vez más.
Hacen el amor hasta que Becky se queda dormida, pero Fred está demasiado asustado para dormir porque es su última noche en el mundo. Permanece acostado en la oscuridad mientas Becky ronca.
Fred susurra al oído de su esposa: “Becky, por favor, sólo una vez más, por nuestro cariño”. Pero Becky sigue roncando.
Fred mira su reloj, se inclina sobre su mujer y la sacude con fuerza. ¡¡Por favor, Becky, sólo una vez más por nuestro cariño!”.
Becky lo mira fijamente y le responde: “Fred, ¿cómo puedes ser tan egoísta? A ti te da igual, pero yo tengo que madrugar por la mañana”.

En todas las familias, toda la gente mayor hace lo mismo en todas partes: pones a prueba la paciencia de sus familiares.

Hymie Goldeberg parece muy triste; su esposa está enferma, así que llama al médico. Tras examinar a la señora Goldberg, el médico le dice a su esposo: “Me temo que debo darle malas noticias; a su esposa sólo le quedan unas horas de vida. Espero que comprenda que no se puede hacer nada. No sufra inútilmente”.
“No se preocupe doctor –responde Goldberg- llevo sufriendo cuarenta años; puedo sufrir todavía unas horas más”.

Sólo recuerda la definición de salud. Cuando no sientes tu cuerpo en absoluto, tu cuerpo está sano. Sólo sientes la cabeza cuando tienes jaqueca. Cuando no la tienes, tampoco tienes cabeza: es ligera, no pasa nada. Cuando te duelen las piernas, las tienes. Cuando no duelen, no existen. Cuando el cuerpo está sano... mi definición de salud es que eres en absoluto consciente de su existencia; da lo mismo que la tengas o no.

Lo mismo se aplica con respecto a una mente sana. Sólo la mente enferma se siente. Cuando está cuerda, en silencio, no se siente. Cuando el cuerpo y la mente están ambos en quietud, puedes sentir más fácilmente una experiencia de tu alma, con la risa. No hay necesidad de estar serio en absoluto.

Hymie Golberg fue al médico, se sentía desolado a causa de problemas económicos. “Relájate –le ordenó el doctor- tan sólo hace dos semanas tuve a otro individuo que estaba preocupado porque no podía pagar la cuenta de su sastre. Le aconsejé que las olvidara y ahora se siente de maravilla”.
“Lo sé –respondió Goldberg- yo soy su sastre”.

Ya sé que hay casos en que... pero si estás un poco alerta, incluso en la situación de Hymie Goldberg, te hubieras reído. Por todas partes se encuentran situaciones ridículas. La vida está llena de situaciones semejantes.

Un hombre sube al autobús acompañado de al menos una docena de niños. Una anciana diminuta le pregunta si todos son suyos.
“Desde luego que no –responde el hombre- soy vendedor de anticonceptivos y todos éstos son devoluciones”.

Mira a tu alrededor, te encontrarás con todo tipo de situaciones curiosas. Aprende el arte de divertirte con ellas.

A Joe lo había mordido un perro. La herida tardaba en curar, así que fue a ver a su médico, quien le pidió que trajera al perro. Tal como sospechaba el médico, el perro tenía rabia. “Me temo que es demasiado tarde para darle suero”, le dijo el doctor a Joe.
Joe se sentó en el despacho del doctor y comenzó a escribir frenéticamente. “Quizá no sea para tanto –lo consoló el doctor- no hace falta que se ponga a hacer su testamento”.
“No estoy haciendo mi testamento –respondió Joe- sólo estoy escribiendo una lista de la gente a la que voy a morder”.

Si nada puede hacerse y me voy a volver loco, ¿por qué no aprovechar entonces la ocasión? Una ocasión tan buena...
Disfruta de la vida, ríe de la ridiculez de las cosas que te rodean. Ríe todo el camino hasta el templo de Dios. Aquéllos que han reído lo suficiente han llegado; mientras que la gente seria todavía está esperando con la cara larga.

El joven doctor Dagburt acompaña al doctor Bones, médico de cabecera, para ver cómo hace las visitas. “Yo realizaré las dos primeras –advierte Bones-. Observe con atención, luego probará usted”.

En la primera casa se encuentran con un hombre muy afligido. “Mi esposa tiene unos terribles dolores de estómago”, anuncia.
El doctor Bones procede a un breve examen, después se agacha y mira debajo de la cama. “Señora –dice Bones- si corta usted su excesivo consumo de caramelos y bombones, en un día se pondrá bien”. Dagburt mira a hurtadillas debajo de la cama y ve el suelo lleno de envoltorios de caramelos.

En la siguiente visita se encuentra a una apesadumbrada Becky Goldberg. “¡Se trata de Hymie, docto!”, exclama la señora. Estuvo muy desmemoriado ayer y hoy se tropezaba con todo. Cuando lo llevé a la cama, quedó inconsciente”.
Al examinar a Hymie, Bones se agacha y mira debajo de la cama. “Se trata de un problema muy simple –le anuncia el doctor Bones a Hymie-. ¡Usted bebe demasiado!”. El joven doctor Dagburt echa un vistazo debajo de la cama y ve siete botellas de ginebra vacías.

En la tercera casa, es el turno de Dagburt. Llama al timbre y pasa un largo rato antes de que abra la puerta una sofocada joven.
“Su marido nos llamó –anuncia Dagburt-. Nos dijo que no se encontraba usted bien esta mañana y que viniéramos a verla”.
Suben al dormitorio y allí la mujer se recuesta. Dagburt la examina y después mira debajo de la cama. “Mi opinión –concluye- es que se pondrá usted bien si lleva una dieta sin leche”.
Según salen, Bones intrigado pregunta: “¿Cómo llegó a la conclusión de que necesitaba tener una dieta sin leche?”.
“Bien –responde Dagburt- seguí su ejemplo y miré debajo de la cama. ¡Me encontré al lechero!”.

Slobovia se encuentra con Kowalsky en el bar “El papa y la fulana” para tomar una cervezas.
“¿Qué tal cocina su mujer?”, pregunta Kowalsky.
“Cuando llegué esta noche a casa –responde Slobovia- mi esposa estaba llorando porque el perro se había comido el pastel que había hecho para mí. “No llores –le dije- te compraré otro perro”.

Señor Klopman –advierte el doctor Bones-, aunque está usted enfermo, creo que seré capaz de sacarlo adelante”.
“Doctor –exclama Klopman- si lo consigue, cuando me ponga bien, donaré cinco mil dólares para un nuevo hospital”.
Meses más tarde, Bones se encuentra con Klopman en la calle. “¿Cómo se encuentra?” le pregunta.
“¡De maravilla, doctor, espléndidamente! –responde Klopman-. ¡Nunca me sentí mejor!”.
“He estado tratando de hablar con usted –añade Bones-. ¿
Quñe hay del dinero para el nuevo hospital?”.
“¿A qué se refiere?”, contesta Klopman.
“Usted dijo –responde Bones- que si se ponía bien donaría
cinco mil dólares para un nuevo hospital”.
“¿Dije yo eso? –pregunta Klopman-. ¡Eso demuestra lo
enfermo que debía estar enfermo!”.

Ruthie, la esposa de Moishe Finkelstein se está siempre quejando del papel mediocre que hace su marido en la cama, por lo que Moishe va a ver al médico. El doctor Bones le receta unas nuevas píldoras milagrosas que seguro van a funcionar bien.
Un mes después, Moishe regresa a ver al doctor Bones. “Las píldoras son fantásticas –anuncia Mosihe- he estado haciendo el amor tres veces cada noche”.
“Eso es estupendo –exclama entusiasmado el doctor- ¿Qué le parece ahora a su esposa como hace usted el amor?”.
“Ah, no lo sé –responde Mosihe- no he ido a cada todavía”.

Es una bonita mañana en la ciudad de Santa Banana, California. Esperando a que lleguen los primeros pacientes, está un nuevo especialista en supercirugía. El doctor Decapito. Este doctor observa su consultorio equipado con la tecnología más moderna, pulsa un timbre, y aparece su primer paciente, Cerdo Pulla.

“¡Doctor!”, grita Cerdo con toda la cabeza vendada.
“¡Ah, no me diga nada! –exclama el doctor Decapito-. Se trata de su cabeza”.
-“¡Es extraordinario! –añade Cerdo-. ¿Cómo lo supo?”.
“Me di cuenta enseguida –responde el Doctor Decapito-. Llevo treinta años ejerciendo la profesión”. Acto seguido el doctor se pone a pulsar teclas en su computador y exclama: “No hay ninguna duda al respecto; tiene usted una terrible jaqueca”.
“¡Es increíble! –añade Cerdo-. Llevo con ella toda la vida. ¿Me la puede usted curar?”.
“Bien –responde el doctor Decapito, consultando la pantalla de su computador- puede sonarle un poco drástico, pero sólo hay una cosa por hacer. Debo extirparle el testículo izquierdo”.
“¡Dios mío! ¿Mi testículo izquierdo? –se lamenta Cerdo-. Bueno, de acuerdo, haga lo que quiera con tal de que me quite esta jaqueca”.

Una semana más tarde. Cerdo sale cansinamente de la consulta del doctor Decapito, sin su testículo izquierdo, pero sintiéndose un hombre nuevo.
“¡Ya no la tengo! –exclama Cerdo, intentando bailar, pero notando que el mínimo movimiento resulta doloroso-. ¡Ya no tengo jaqueca!”.

Para celebrar el acontecimiento, Cerdo se va directamente a la sastrería de Moishe Finkelstein para encargar un vestuario completo.
Moishe le echa un vistazo a Cerdo y anuncia: “Debe usted ser una talla cuarenta y dos de largo”.
“Así es –responde Cerdo- ¿Cómo lo supo?”.
“Me di cuenta enseguida –responde Moishe-. Llevo treinta años en este oficio. Y usa usted talla treinta y seis de pantalones; con un largo de pierna de noventa y un centímetros”.
“¡Sorprendente! –exclama Cerdo-. Así es exactamente”.
“Y –añade Moishe- usa talla cuatro de calzoncillos”.
“¡No –responde Cerdo-. Ahí se equivoca. Uso la tres”.
“Eso es imposible –corta Moishe, fijándose detenidamente-.
Usa usted una talla cuatro”.
“¡Ah, no, de eso nada! –replica Cerdo-. ¡Toda mi vida he
usado la talla tres!”.
“De acuerdo –añade Moishe-puede usar una tres; ¡pero le va
a producir una terrible jaqueca!”.
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Equilibrio Mente-Cuerpo
OSHO
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miércoles, 3 de abril de 2013

Tu Mente Y Tu Cuerpo No Son Dos Cosas - Osho

Recuerda esto siempre. No digas: “proceso psicológico” y “proceso fisiológico”. No son dos; sólo dos partes de una totalidad.
Todo lo que hagas fisiológicamente afectará a la mente. Como todo lo que hagas psicológicamente afectará al cuerpo. No son dos, son uno.

Puedes decir que el cuerpo es un estado sólido de la misma energía y que la mente es un estado  líquido de la misma energía, ¡de la misma energía! Por eso, hagas lo que hagas fisiológicamente, no pienses que es sólo fisiológico. No te preguntes cómo va a promover cualquier transformación en la mente. Si tomas alcohol, ¿qué le pasa a la mente? El cuerpo toma el alcohol, no la mente, ¿pero qué le ocurre a la mente? ¿Si tomas LSD, se absorbe en el cuerpo, no en la mente, ¿pero qué le ocurre a la mente? O si decides ayunar, el cuerpo hace el ayuno, ¿pero qué le pasa a la mente? O desde el otro extremo; si tienes pensamientos sexuales, ¿qué le pasa al cuerpo? Que éste se ve afectado inmediatamente. Pones en la mente un objeto sexual y tu cuerpo comienza a responder.
Hay una teoría de William James. Aparentemente, en la primera mitad del siglo XX parecía absurdo, pero en un sentido está bien. Él y otro científico llamado Lange propusieron una teoría que es conocida como la teoría James-Lange. Normalmente, se dice que al tener miedo, huyes y corres, o que si estás furioso, se te enrojecen los ojos y empiezas a golpear a tu enemigo.
Pero James y Lange propusieron todo lo contrario. Dijeron que es por correr por lo que sientes miedo y que es porque tus ojos se enrojecen y empiezas a golpear a tu enemigo por lo que sientes ira.
Es justo lo contrario. Dijeron que si esto no era así, entonces querían ver al menos un ejemplo de ira cuando los ojos no estuvieran rojos, el cuerpo no estuviera afectado y uno estuviera sencillamente furioso. No permitas que tu cuerpo se afecte y procura estar furioso; entonces sabrás que no puedes estarlo.
En Japón les enseñan a los niños un método muy simple de controlar la ira. Dicen que cuando sientas ira, no hagas nada al respecto, que sólo respires hondo. Inténtalo y no serás capaz de sentirla. ¿Por qué? Sólo porque respiras hondo ¿por qué no puedes ponerte furioso? Resulta imposible, por dos razones… En primer lugar, empiezas a respirar hondo pero la ira necesita un ritmo particular de respiración. Sin tal ritmo la ira no es posible. Se necesita un ritmo de respiración particular o que se haga de una forma caótica para que pueda surgir la ira.
Si empiezas a respirar hondo es imposible que salga la ira. Si te pones a respirar hondo conscientemente, entonces la ira no puede expresarse. Necesita que se le permita tener un tipo diferente de respiración. No tienes que hacerlo tú; la misma ira se encargará. Respirando profundamente no puedes estar furioso. Y en segundo lugar, la mente se desplaza. Cuando sientes ira te pones a respirar hondo, tu mente se desplaza de la ira a la respiración. El cuerpo no se encuentra en un estado para estar furioso. Por eso, los japoneses son la gente más controlada del mundo. Están entrenados desde la infancia.
Es difícil encontrar tal incidencia en cualquier otro sitio, pero en Japón sucede incluso hoy día. Está ocurriendo cada vez menos porque Japón cada vez se está volviendo menos japonés. Cada vez se parece más a Occidente, y los modos y las costumbres tradicionales se están perdiendo. Pero sucedía, y todavía sucede hoy día.
Un amigo mío estuvo en Kyoto, y me escribió en una carta: “Hoy he visto un suceso hermoso que quiero escribirte para contártelo. Cuando regreses intentaré comprender cómo es posible.
Un hombre fue atropellado por un auto. Se cayó, se levantó, le dio las gracias al conductor y se marchó… ¡Le dio las gracias al conductor!”.
En Japón no es algo inusual. Debió de ponerse a respirar hondo, y así llegó a hacerlo. Te mueves hacia un plano diferente e incluso puedes darle las gracias a una persona que estuvo a punto de matarte, o que casi llega a conseguirlo.
Los procesos fisiológicos y los procesos psicológicos no son dos cosas distintas, son una misma, y puede empezar desde cualquiera de los dos extremos para afectar y cambiar al otro.
La Persona Como Un Todo En un mundo mejor, toda persona cuya profesión sea curar el cuerpo meditará. Cuando el cuerpo está sufriendo, debe haber algún motivo, porque todo tiene relación. Por lo que una persona no puede ser curada sólo tratando su cuerpo; tiene que ser tratada en su conjunto. Pero para mirar en su conjunto, hay que mirar en el conjunto total del propio ser.
Todo médico debería practicar la meditación, de lo contrario nunca será un verdadero médico. Puede tener títulos, puede estar autorizado para ejercer la medicina, pero para mí es un curandero porque no conoce a la persona en su conjunto; se limitará a tratar síntomas.
Alguien tiene un trastorno, una migraña, un dolor de cabeza. Puedes tratarlo, pero tienes que mirar en lo más hondo del interior para ver por qué ésa persona tiene migraña. Puede que esté demasiado angustiada, preocupada, deprimida. Puede que se haya replegado en sí misma hasta la desolación y el dolor. Puede que esté pensando demasiado, que no deje descansar ni un momento la mente. Por lo tanto, puedes tratar los síntomas, y puedes forzarlos a desaparecer a través de tóxicos y medicinas. Aparecerán en algún otro lugar, porque la raíz del problema no ha sido tratada en absoluto.
No debería tratarse las enfermedades, sino a las personas. Las personas son orgánicas, totales. Algunas veces ocurre que la enfermedad está en el pie y la verdadera causa en la cabeza. Porque el ser humano es uno… ¡está en total comunicación! Nada se halla separado en un ser humano. El cuerpo no sólo está conectado consigo mismo, está relacionado con la mente, así el cuerpo y mente –psico y soma- están conectados con un alma trascendental.
 
Equilibrio mente y cuerpo - OSHO
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lunes, 1 de abril de 2013

Equilibrio entre Mente y Cuerpo - OSHO


La medicina occidental ve al hombre desde una óptica mecánica, por lo que hasta donde puede funcionar bien la mecánica, funciona. Pero el hombre no es una máquina, el hombre es una entidad orgánica, y no necesita que se trate solamente la parte enferma. La parte enferma es solo un síntoma de que el organismo entero está pasando por dificultades. Solo se muestra la parte enferma porque es la más débil. Tratas la parte enferma, la curas... pero entonces surge la enfermedad en algún otro lugar. Has evitado que la enfermedad se manifieste, a través de la parte mala; la has hecho más fuerte. Pero no has comprendido que el hombre es un conjunto: o está enfermo o está sano, no hay punto intermedio.

Debe tomarse como un organismo integral. Es algo primordial que hay que comprender: el cuerpo siempre está dispuesto a escucharte, pero nunca has hablado con él, nunca te has comunicado con él. Has estado dentro de él, lo has usado, pero nunca se lo has agradecido. Él te sirve, y lo hace de la manera más inteligente posible. La naturaleza sabe que es más inteligente que tú, y por eso las cosas importantes del cuerpo no se han dejado a tu cuidado, se le han encomendado a él mismo. Por ejemplo el respirar, el latido del corazón, la circulación de la sangre o la digestión de la comida, no se ha dejado a tu cuidado, de lo contrario hubieras tenido problemas mucho antes. Si la respiración se hubiera puesto en tus manos, habrías muerto. No hay posibilidad de sobrevivir si te puedes olvidar de respirar en cualquier momento. Al pelearte con alguien puedes olvidarte de respirar. Al dormir por la noche puedes olvidar los latidos de tu corazón. ¿Cómo vas a acordarte? ¿Y te das cuenta de la cantidad de trabajo que tu aparato digestivo está haciendo? No dejas de comer y crees que estás haciendo un gran trabajo. El hecho de comer lo puede hacer cualquiera.

La sabiduría del cuerpo Habrás oído hablar de los alquimistas, hombres que intentaban transformar metales básicos en oro; tu cuerpo lo hace mucho mejor: transforma en sangre o en huesos todas las porquerías que le arrojas. Pero no solo lo transforma en sangre y en huesos: con todos los elementos nocivos que entran en tu cuerpo, crea el cerebro. Del helado, de la Coca-Cola sigue formando tu cerebro; un cerebro que puede dar origen a un Rutherford, un Albert Einstein, un Buda, un Zarathustra, un Lao Tzu. ¡Date cuenta del milagro! Un cerebro, algo tan pequeño, encerrado en un pequeño cráneo... un simple cerebro puede contener todas las bibliotecas del mundo. Su capacidad es casi infinita. Es el método de memoria más extraordinario. Si quisieras hacer un ordenador con la misma capacidad necesitarías un enorme espacio para hacerlo funcionar. Y está encerrado en tu pequeño cráneo. Habla con tu cuerpo Una vez que comienzas a comunicarte con tu cuerpo, todo empieza a ser muy fácil. No hace falta forzar al cuerpo, hay que persuadirlo. No hace falta luchar con él: resulta desagradable, violento, agresivo, y cualquier tipo de conflicto creará más y más tensión. No necesitas tener ningún conflicto: deja que la comodidad sea la norma. Trata de estar atento durante siete días... Al principio parecerá un poco absurdo, porque nunca se nos ha enseñado a hablar con nuestro propio cuerpo, cuando a través de él pueden ocurrir milagros.

Ya están sucediendo sin que te des cuenta. Cuando te digo algo, mi mano lo sigue con un gesto. Te estoy hablando: mi mente te está comunicando algo. Mi cuerpo la sigue. El cuerpo está compenetrado con la mente. Cuando quieres levantar la mano, no tienes que hacer nada: simplemente la levantas. Solo con la idea de querer levantarla tu cuerpo la obedece, es un milagro. De hecho, la biología o la psicología todavía no han sido capaces de explicar cómo sucede. Por ejemplo, yo estoy hablando contigo y mi mano continúa colaborando, no hay intervalo de tiempo. Es como si el cuerpo corriera paralelo con la mente. Es muy sensible: deberíamos aprender a hablarle, y pueden hacerse muchas cosas. Escucha al cuerpo Sigue al cuerpo. Nunca trates de dominarlo de ninguna manera. El cuerpo es tu base. Una vez que comiences a entender a tu cuerpo, el noventa y nueve por ciento de tus sufrimientos, desaparecerán de la manera más sencilla. Pero no quieres hacer caso. El cuerpo dice: «¡Para! ¡No comas!».

Pero sigues comiendo, le haces caso a la mente. La mente dice: «Está buenísimo, delicioso. Un poco más». No escuchas al cuerpo. El cuerpo se siente asqueado, el estómago está diciendo: «¡Basta! ¡Ya tengo suficiente! ¡Estoy cansado!». Pero la mente dice: «Fíjate qué sabor... come un poco más». Te guías por lo que dice la mente. Si escuchas al cuerpo, el noventa y nueve por ciento, de los problemas desaparecerán sin darte cuenta y el uno por ciento restante serán tan solo accidentes, no problemas serios. Pero desde la infancia hemos sido apartados del cuerpo, nos han alejado de él. El niño está llorando, el niño tiene hambre y la madre está mirando el reloj, porque el médico le ha dicho que solo cada tres horas hay que darle de mamar. No está mirando al niño. El niño es el verdadero reloj al que hay que mirar. La madre escucha al médico, y el niño está llorando, está pidiendo comida, necesita comer ahora mismo. Si al niño no se le da de comer enseguida, se le está apartando del cuerpo. En lugar de darle comida le das un chupete. Lo estás engañando y lo estás defraudando. Le estás dando algo falso, de plástico; estás intentando distraerlo, pero destruyes su sensibilidad corporal. No se le permite a la sabiduría del cuerpo dar su opinión, es la mente la que se hace cargo. El niño se está calmando con el chupete, se duerme. Entonces el reloj dice que ya han pasado las tres horas y que puedes alimentar al niño. Pero el niño ahora está profundamente dormido, ahora su cuerpo duerme; lo despiertas, porque el médico dice que hay que darle leche. Destruyes de nuevo su ritmo. Poco a poco, alteras su organismo.

Llega el momento en que pierde el sentido de su cuerpo. No sabe lo que este quiere: no sabe si quiere comer o no quiere comer; no sabe si el cuerpo quiere hacer el amor o no. Todo es manipulado desde el exterior. Miras la revista Playboy y al cuerpo le apetece hacer el amor. Esto es algo tonto, es producto del estímulo de la mente. El acto del amor no resultará gran cosa; será tan solo como un estornudo, un alivio, nada más. No es amor en absoluto. ¿Cómo va a surgir el amor a través de la mente? La mente no sabe nada del amor. Todo llega a convertirse en un deber. Tienes una esposa, tienes un marido, tienes un amante, tienes que hacer el amor; se convierte en un deber. Ya no hay sitio para la espontaneidad. Entonces empiezas a preocuparte porque sientes, que nada te está satisfaciendo. Buscas a otra mujer. Empiezas a pensar: «Quizá esta mujer no sea la adecuada para mí. Puede que no sea mi alma gemela. A lo mejor no está hecha para mí. Yo no estoy hecho para ella, porque no me excita». La mujer no es el problema, el hombre no es el problema: tú no estás dentro de tu cuerpo, ella no está dentro de su cuerpo. Si la gente estuviera dentro de su cuerpo, nadie se perdería esa maravilla llamada orgasmo. Si la gente estuviera dentro de su cuerpo, conocería los primeros atisbos de Dios a través de sus experiencias orgásmicas.

Escucha a tu cuerpo, sigue a tu cuerpo. La mente es tonta, el cuerpo es sabio. Si consigues entrar a fondo en tu cuerpo, en todas esas profundidades encontrarás tu alma. El alma está escondida en las profundidades del cuerpo.

El cuerpo es un milagro Es extraordinariamente hermoso, extraordinariamente complejo. No hay otra cosa tan compleja, tan sutil como el cuerpo. No sabes nada de él. Solo lo has mirado en el espejo. Nunca lo has mirado hacia el interior; te darías cuenta de que es un universo en sí mismo. Eso es lo que los místicos han estado diciendo siempre: el cuerpo es un universo en miniatura. Si lo ves desde el interior es tan vasto: millones y millones de células, y cada una de ellas vivas en sí mismas, cada célula funcionando de una manera tan inteligente que casi parece increíble, imposible, inconcebible. Cada célula funciona tan sistemáticamente, de una manera tan ordenada, con tal disciplina interior, que casi parece imposible: millones de células. Setenta millones de células existen dentro de tu cuerpo, setenta millones de almas. Cada célula tiene su propia alma. ¡Y cómo funcionan! Con qué coherencia funcionan, con qué ritmo y armonía. Y las mismas células se convierten en tus ojos, y las mismas células se convierten en tu piel, y las mismas células se convierten en tu hígado, y en tu corazón, y en tu médula, y en tu mente y en tu cerebro.

Las mismas células se especializan, entonces se convierten en células especializadas, pero son las mismas células. Y cómo se mueven y cómo trabajan, sutil y silenciosamente. Penetra en el cuerpo, penetra en el fondo de su misterio. Porque son tus raíces. El cuerpo es tu tierra; tú estás enraizado en el cuerpo. Tu conciencia es como un árbol en el cuerpo. Tus pensamientos son como frutos. Tus meditaciones son como flores. Pero tú estás enraizado en el cuerpo, él te apoya. El cuerpo apoya todo lo que estás haciendo. Amas y el cuerpo te apoya. Odias y el cuerpo te apoya... Quieres matar a alguien y el cuerpo te apoya. Quieres proteger a alguien y el cuerpo te apoya. En la compasión, en el amor, en la ira, en el odio, en cada momento, el cuerpo te apoya. Estás enraizado en el cuerpo, te estás nutriendo del cuerpo. Incluso cuando empiezas a darte cuenta de quién eres, el cuerpo te apoya. Es tu amigo, no es tu enemigo. Escucha su lenguaje, descodifícalo, y poco a poco, según penetres en el libro del cuerpo y pases sus páginas, l legarás a darte cuenta de todo el misterio de la vida. Condensado, está dentro de él. Aumentado un millón de veces, está extendido por todo el mundo. Pero, condensado en una pequeña fórmula, está presente en tu cuerpo.

El cuerpo entraña todos los misterios El cuerpo entraña todos los misterios del universo, es un universo en miniatura. La diferencia entre el cuerpo y el universo es solo de cantidad. Así como un simple átomo encierra todos los secretos de la materia, el cuerpo contiene todos los secretos del universo. No necesitas salir a buscar ningún secreto, más bien debes penetrar en tu interior. Hay que cuidar el cuerpo. No deberíamos estar en su contra, no deberíamos condenarlo. Respeta tu cuerpo, ama tu cuerpo, cuídalo. Las supuestas religiones han creado antagonismo entre el hombre y su cuerpo. Es cierto que no eres el cuerpo. Pero eso no quiere decir que tengas que estar en contra de él, es un amigo. El cuerpo puede mandarte al infierno, así como también puede mandarte al cielo. Es simplemente un vehículo. Es neutral, donde sea que quieras ir, él está listo. Es una maquinaria de inmensa complejidad, belleza, orden. Cuanto más comprendemos al cuerpo, más respeto le tenemos. Albert Einstein tenía unas cualidades que no tiene su cadáver, que no puede tener. Muere un poeta, el cadáver está ahí, pero ¿dónde está la poesía? Muere un genio, tenemos su cadáver, pero ¿dónde está el genio? El cadáver de un idiota y el cadáver de un genio, son lo mismo. Al diseccionar el cadáver no serás capaz de saber si pertenecía a un genio o a un idiota, si pertenecía a un místico o a alguien, que nunca fue consciente de ningún misterio de la vida.

Osho El equilibrio Cuerpo- Mente
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El velo de opacidad y el porque no nos entendemos en la tercera densidad


Por David Topi
Una de las partes más duras de navegar por esta tercera densidad es la imposibilidad de vernos los unos a los otros como realmente somos. Debido al traje orgánico, al cuerpo que usamos en cada encarnación, tenemos la facilidad y la habilidad de esconder, de manera natural e inconscientemente, todo lo que llevamos a cuestas a nivel emocional, mental y espiritual, y ni siquiera aquellas personas clarividentes son al 100% capaces de ver a una persona como realmente “ES” a nivel de la esencia que encarna en ella.
Es una característica pensada para el trabajo evolutivo que se ha de hacer en este “curso” en el que estamos, pero es una característica que a mi, personalmente, me fastidia. Me fastidia porque me parece que es la causa de que no seamos capaces de entendernos directamente, y de que la humanidad tenga que recurrir a juicios, opiniones, comentarios y análisis los unos de los otros para tratar de llegar a percibir o comprender lo que el resto de nosotros hace, dice o simplemente “es”.
El velo de opacidad
Se que forma parte del juego, y que es algo inevitable. La tercera densidad se caracteriza por ser el nivel evolutivo más duro para nosotros (en otros lados – planetas-, parece ser, es mas “light” porque el “diseño” evolutivo de las etapas o densidades es ligeramente diferente, y se hace más trabajo en otros niveles más elevados, que, a priori, nosotros completamos en niveles inferiores), ya que la configuración escogida por este sistema donde estamos encarnando es una configuración de alto libre albedrio pero alto “velo” de opacidad respecto a densidades superiores. Es decir, no tenemos ni idea de que tenemos por delante porque no podemos percibir el rango frecuencial de la siguiente densidad (la cuarta), y por ende, todo lo que podemos hacer son conjeturas, montar nuestros sistemas de creencias, y discutir los unos con los otros sobre todo ello ya que nadie lo puede percibir realmente.
En otros sistemas, parece ser, la cosa es muy distinta, el velo de opacidad que nos bloquea la percepción sensorial de los siguientes niveles evolutivos es mas fino, por lo que entidades que encarnaran en un planeta 3D más light, podrían y pueden percibir semi-claramente el siguiente nivel, el cuarto, así como desde el cuarto se puede percibir el quinto, y desde el quinto el sexto. Aquí, solo los habitantes de la segunda densidad son semi-conscientes de los habitantes de la tercera (los animales y plantas de los seres humanos), pero los seres humanos no tenemos ni idea de que hay más allá del curso evolutivo en el que estamos. Incluso los que perciben a personas fallecidas, entidades de luz, monstruitos del astral y demás están percibiendo solo seres de nuestra misma tercera densidad, simplemente perteneciendo a los llamados planos internos o planos no físicos del planeta en el que estamos.

Juzgando a los demás, opinando, analizándolos, montando nuestra propia película
Claro. No es de extrañar que, cuando tenemos que interactuar los unos con los otros, debamos usar las funciones sensoriales y cognitivas que tenemos a nuestra disposición: lo que vemos, lo que sentimos y lo que oímos de esos otros. Luego debemos interpretar esas señales, energías, palabras y sensaciones percibidas, y luego debemos analizarlas, decodificarlas, ver si tienen sentido para nosotros, si cuadran en nuestra realidad, y si entonces esa persona está “en sintonía” y nos resuena lo que hace, dice o “es”, o está en las antípodas de todo ello. Cuanto más difícil se nos hace discernir a la persona como realmente es en esencia, más conjeturas y más análisis, juicios de valor y opiniones nos formamos, porque menos información “real” tenemos para juzgar algo o alguien. Por otro lado, cuanto más despiertos y conscientes de nosotros mismos estamos, y menos programas automáticos ejecutamos, mas fácil se nos hace percibir si otra persona es también consciente de ella misma o va en piloto automático con alguna de las múltiples facetas del carácter y personalidad activadas que todos generamos.

Básicamente si pudiéramos percibirnos como realmente somos, no generaríamos arquetipos de la personalidad para lidiar con el día a día, y con el resto de la humanidad. No nos haría falta. Seriamos transparentes los unos a los otros y la comunicación seria de “esencia “ a “esencia”, probablemente no de alma a alma porque seguiríamos teniendo la barrera del cuerpo por medio, pero la comunicación y el entendimiento entre personas seria 1000 veces superior al nivel en el que nos encontramos actualmente. Y ya no hablo de desconocidos con los cuales tienes que hacer un esfuerzo triple para ubicar, diseccionar y encontrar la forma de interactuar, sino de nuestro propio entorno cercano, familiar, social o laboral, con los que tenemos que lidiar cada día.

Todo sea por el aprendizaje
A mi, que queréis que os diga, me fastidian estas barreras. Me fastidia tener que explicarme o usar mis arquetipos de la personalidad en vez de que se me pueda percibir como soy, y se me pueda leer directamente a nivel emocional y mental, pero no tengo forma de librarme de este traje que ocupo (tampoco tengo intención de ello ya que es mi vehículo para mi evolución en este nivel en el que todavía estoy) así que lo único que puedo hacer es buscarme la vida para ser lo más transparente posible desmontando mis programas automáticos, mis patrones de comportamiento y mis facetas de la personalidad que solo existen porque vivo en un entorno denso y energéticamente ciego a lo que tiene alrededor, porque debo usar palabras en vez de “Gestalts” (comunicación en forma de bloques de información, donde se transmite todo sobre un concepto a la vez, como se hace en todos los siguientes niveles frecuenciales) y porque debo hacer lo imposible para entender la esencia de una persona sin juzgarla por sus arquetipos de personalidad y programas de comportamiento. A veces lo consigo, y soy capaz de ver cuando alguien está ejecutando un cierto patrón o programa, y con ello ya me libero de tener que reaccionar como lo haría si no fuera consciente del mismo (reaccionando con el mismo programa automático, por convención social o por reacción instintiva del carácter), pero no es así para casi ninguno de nosotros en la mayoría de los casos.

Como siempre, todo forma parte del aprendizaje, a más difícil se hace entendernos los unos a otros, mas empeño y esfuerzo hay que poner para ello, con lo cual, mas lecciones, habilidades y cualidades adquiere uno y desarrolla en si mismo, lo cual repercute en la rapidez evolutiva con la cual se completa el paso por esta tercera densidad. No hay mal que por bien no venga. Pero eso solo funciona si tienes la base de conocimiento de que esto es así por diseño evolutivo, porque así se escogió que fuera para este planeta donde hemos decidido venir a encarnar y que nosotros hemos aceptado estas reglas del juego. Muchas otras “almas” están en otros sistemas planetarios 3D más “ligeros” (y probablemente más de servicio a otros, positivos a nivel de polaridad de sus habitantes de tercera densidad). Cuando vas a ciegas, y no sabes porque vas a ciegas (ni siquiera te planteas que estás yendo a ciegas), es cuando se genera todo el conflicto, discusión, juicios de valor, opiniones enfrentadas, descalificaciones, o simplemente rechazo de todo aquello que no concuerda con tu visión de ir a ciegas, que no es otra cosa que la realidad personal de cada uno de nosotros.

Menos mal que tenemos a nuestros guías
La falta de perspectiva sobre las cosas, el no percibir a las personas, cosas, eventos, etc. de forma completamente objetiva, ya que no podemos hacerlo debido a la cantidad de filtros que tenemos, hace que necesitemos ayuda “externa” de aquellos que no están sujetos a esta ceguera temporal, es decir, de aquellos que no están imbuidos en un cuerpo físico. Y por eso tenemos a todas las entidades que llamamos guías espirituales para ayudarnos a navegar por la realidad. Nada queda al azar en el juego de la creación, y cuando hay “ciegos”, pues hay perros lazarillos (con todo mi cariño para nuestros guías) que son los únicos capaces de ver en perspectiva las cosas desde la verdadera esencia de las mismas. Si no fuera por nuestros guías, incluyendo nuestro propio Yo Superior, iríamos mucho mas perdidos por esta realidad, porque no tendríamos cierta información, intuición y apoyo para indicarnos cuando estamos leyendo la realidad de forma completamente errónea a como se leería si no tuviéramos este velo de opacidad insertado.

Esto, afortunadamente, es solo una característica de este curso. Cuando el planeta se termine de sacudir toda su carga energética 3D STS, cuando la carga energética 4D STO que pulula ya por los planos no físicos se integre y active a nivel físico en el planeta, y tengamos el nuevo nivel evolutivo listo para ser usado y la vida 3D haya completado su ciclo, estaremos listos para interactuar de otra forma. De forma totalmente transparente los unos con los otros.

Un nuevo vehículo, una nueva realidad común
El traje físico que usaremos en el siguiente nivel evolutivo, a priori, dependerá de las necesidades del planeta para trabajar con las energías de esa nueva cuarta densidad que le llegan externamente desde todos lados (el cuerpo que usamos ahora es originariamente diseño del planeta para cubrir las necesidades de recepción y anclaje de energías 3D). Pero si es correcto, a “grosso modo”, lo que algunas fuentes 4D, 5D o 6D nos dicen (por ejemplo todas las publicaciones de LL Research como La Ley del Uno o las miles de páginas de transcripciones de “Qu’o” a través de Carla R. Rueckbert, lo publicado por Barbara Brodksy, o incluso por Michael Topper, o las transcripciones de Laura Knight y su experimento Casiopea) una vez hemos pasado de nivel evolutivo en el que estamos ahora todo sistema planetario se convierte en la semilla de lo que se llaman “complejos de memoria social”, es decir, un sistema en el cual todos los que están encarnados en un planeta 4D o superior están conectados entre si de forma consciente, y se perciben los unos a los otros completa y transparentemente, poniendo sus recursos energéticos y mentales a disposición del complejo de memoria social (del conjunto de entidades que lo forman), sin perder por ello la individualidad como tal, simplemente teniendo acceso al vasto conjunto de recursos que supone la información y el conocimiento disponible en todos y cada uno de los individuos y entidades que están conectados a ese complejo social.

El inconsciente colectivo como recurso común de información
Nosotros ya tenemos nuestra propia versión de un complejo de memoria social, es nuestro inconsciente colectivo, pero no tenemos acceso consciente al mismo ni lo sabemos usar para el beneficio de todos (pero si que se puede manipular para beneficio de unos pocos y mal del resto), debido precisamente a ese velo de opacidad que nos impide ver mas allá de la realidad física y tangible en casi todos los casos. Pero que no lo veamos no significa que no esté, todos estamos conectados con todos (que no es lo mismo que decir que todos somos “uno”, eso es algo que a nivel metafísico solo ocurre cuando se produce la reintegración en el “TODO” en la séptima densidad), y toda la información de lo que nos sucede a todos, lo que sucede al planeta y lo que ha sucedido está en ese inconsciente colectivo (parte de lo que también se llaman Registros Akashicos planetarios), pero como usamos cuerpos muy limitados en sus funciones, eso queda fuera de nuestro alcance en casi todos los casos.

Dos opciones
Aun así, decía, todos ya estamos conectados los unos con los otros, ahora solo falta que podamos o bien dar el salto evolutivo cuando nos toque para usar un traje que nos permita percibir la información de nuestro campo morfogenético y usarlo para el bien mayor de todos o bien desmontar y trabajar con el traje actual que llevamos (el cuerpo físico) para eliminar lo máximo posible el filtro que lo impide, disminuir su grosor, desmontar los automatismos que lleva incorporado y ser lo más transparentes posible como forma de existir en esta tercera densidad.

Conozco personas que han dado la batalla por perdida y que esperan simplemente al siguiente nivel evolutivo para mostrarse como son, porque no tendrán mas remedio y porque perciben que la humanidad como tal no está por la labor de modificar esta realidad conjunta, y conozco personas que intentan implantar las cualidades y características del siguiente nivel evolutivo ya en el tiempo que les queda de existencia en este (los años o las vidas que les falten). Ambas opciones son legitimas y ambas opciones dependen solo de nuestro libre albedrio. Al final, es todo cuestión de perspectiva, y siempre tendremos, aunque vayamos ciegos por la vida, a nuestros perros lazarillos (si les hacemos caso) para echarnos un cable con todo el amor y la dedicación que poseen, pues forma parte del diseño evolutivo de este y otros sistemas planetarios el que, en esta tercera densidad, no percibamos nada de lo que tenemos por delante. Y lo queramos o no, hemos aceptado las reglas del juego, por mucho que, a veces, no nos acordemos de ellas y realmente, nos fastidien  .

http://davidtopi.com/el-velo-de-opacidad-y-el-porque-no-nos-entendemos-en-esta-tercera-densidad
 

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Al andar se hace el camino.....

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