"Actuar desde el corazon"
La energia del corazon es la que nos mantiene honestos y en integridad con nuestras intenciones. Venimos de la Luz, esa es nuestra familia. Somos todos UNO, la separatidad no existe. Actuar desde el corazon es: no hacer daño, ser honesto, íntegro, encontrar el gozo siempre y vivirlo al tope; ah! y también, dar las gracias.
11-11-11 FTG

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miércoles, 16 de septiembre de 2009

...atraemos lo semejante... atraemos lo opuesto...

Tercera Ley Universal
Sexta parte


Vibraciòn



"Nada està Inmovil, todo se mueve, todo vibra"



¿Qué circunstancias llenan nuestra vida?
¿Cuáles de ellas nos hacen feliz?
¿Cuáles de ellas nos sumen en la desdicha?
¿Tenemos el control de nuestra vida?
¿Tenemos el valor suficiente para poder de elegir tenerlo?



La materia por Ley de Vibración ejecuta dos movimientos rotatorios. En el primero de ellos el cuerpo (materia) gira sobre sí mismo hacia su centro (fuerza centrípeta). En el segundo movimiento el cuerpo gira alrededor de algo, se desplaza hacia afuera (fuerza centrífuga).


Esta ley de la física tiene correlato sobre nosotros los seres humanos. A través de nuestro ‘magnetismo’ personal somos como un imán. Atraemos hacia nuestro centro (fuerza centrípeta) mediante la frecuencia de vibración de la energía (pensamiento) que emanamos, toda clase de experiencias relacionadas con dicho nivel de frecuencia vibratoria. “Atraemos lo semejante (que nos da placer) o atraemos los opuesto (que nos hará aprender)”, pues cada tipo de energía se manifiesta con dos extremos: amor-temor, humildad-orgullo, fuerza-debilidad, valor-cobardía, abundancia-insolvencia, serenidad-angustia, compasión-indolencia, verdad-mentira, egoísmo-comunión….Y nosotros tenemos el poder (lo usemos o no) de escoger desde donde construir nuestra vida.


Pero simultáneamente también somos ‘receptores’ no solo ‘emisores’ de energía (pensamiento), pues irradiamos nuestra ‘influencia’ personal (electricidad) hacia el exterior de nuestro propio sistema (cuerpo físico). Esto es fuerza centrífuga, con las mismas prerrogativas respecto de nuestra frecuencia de vibración, que cuando ejercemos nuestro magnetismo personal.


Una persona a la cual le cuesta compartir la vida y más bien prefiere solo recibir que dar, estará usando principalmente su fuerza centrípeta. A la inversa, en el exceso de dar y no ser capaz de recibir, ocurrirá lo contrario. La persona estará usando principalmente su fuerza centrífuga.


La Ley de Vibración establece que lo saludable esta en el uso equilibrado de ambas fuerzas. Debemos dar y recibir equilibradamente. El desequilibrio tenderá a producir personas egoístas o personas ‘orgullosas’ (mental, emocional o espiritualmente) incapaces de recibir con humildad lo que la vida les ofrece.


Sin embargo, “no se puede dar lo que no se tiene”. Conviene entonces empezar concentrando nuestra atención en nosotros mismos, moviéndonos hacia nuestro propio Centro, limpiándolo, alimentándolo, embelleciéndolo; llenándolo de Amor. Para tal propósito conviene observar la calidad de nuestros pensamientos, la naturaleza de nuestros sentimientos, la manifestación de nuestros hábitos. Ellos dan la pauta de cómo es nuestra vida. Qué debemos enmendar mediante el aprendizaje de nuestros errores. Qué nos hace gozar de la vida, porque ahí están los dones y talentos que debemos desarrollar para nuestro propio beneficio y el de toda la humanidad. Es descubrir nuestra vocación verdadera y ponerla al servicio de nosotros mismos y de los demás. Cuando eso último ocurre, somos y estamos plenos, sanos, felices, en armonía y en paz; proyectamos así lo que somos y sentimos dentro, hacia fuera de nuestro sistema.
Siempre es posible trasladarnos del polo negativo de la energía en cuestión (odio, resentimiento, celo, angustia, ira, crueldad, indolencia, orgullo, cobardía, mentira, debilidad, dependencia, insolvencia, egoísmo…), hacia su polo positivo (amor, perdón, entendimiento, serenidad, humildad, valor, compasión, afecto, sinceridad, fuerza, independencia, abundancia, comunión…). Lo podemos hacer si queremos. Primero, tomando conciencia de la necesidad imperiosa de un cambio en nuestra vida. Segundo, tomando la decisión de cambiar, y asumiendo que este cambio cuesta, estar dispuestos voluntariamente a pagar su precio.


El proceso es como haber tomado la decisión de ejercitarnos diariamente, porque no estamos contentos con nuestra salud y nuestra apariencia, cuando jamás hemos hecho ejercicio alguno. El cuerpo dolerá, nos resistiremos a regresar al gimnasio y encontraremos para ello miles de escusas (ayudados por nuestra mente, que estará ‘feliz’ de colaborar con nosotros). Pero lo cierto es que si no somos consistentes con nuestra decisión de cambio original, y no somos persistentes, ‘a pesar de todo’, al trabajo que debemos realizar para tal propósito, no habrá cambio alguno y si mucha frustración y autoreproche soterrado en las profundidades de nuestro inconsciente. Seremos aún más infelices y no sabremos por qué. En realidad, la que va siempre al gimnasio es nuestra voluntad. El cuerpo es el ‘pretexto’ en realidad lo que verdaderamente ejercitamos es nuestra voluntad generalmente flácida, obesa, y celulítica.


Polarizar nuestro pensamiento, sentimiento, o hábito; es posible. Incluso podemos ayudarnos usando nuestra imaginación. Cuando estamos llenos de ira por alguna circunstancia, podemos reconocer que la ira es una energía que no nos pertenece. Proviene tal vez de algún estado de carencia de nuestra ‘máscara’ (personalidad), que no hemos logrado satisfacer mediante el deseo de llenar esa carencia con algo o alguien. Ello nos irrita porque el deseo es muy grande, tanto como la carencia que experimentamos. Si reconocemos este proceso desencadenante de infelicidad, estamos en la posiciòn correcta para conjurarlo. La respiración y la imaginación pueden ser de gran ayuda para ello.


Una respiración corta y acelerada es propia de un estado de ira (estamos dispuestos a correr, pegar, gritar,...estallar), mientras que una respiración completa y prolongada (como la de los bebés) nos facilita un estado de calma y nos permite entrar en reflexión, si queremos. Es aquí donde entra la imaginación. Ahora ya calmados, estamos en condiciones de imaginarnos una situación opuesta a la que nos produjo la ira. El solo hecho de ‘pensar’ algo diferente a la ira, produce el cambio al polo positivo. ¿O es que la mente puede pensar dos cosas al mismo tiempo? No. No puede. Touchè!. Es posible polarizar cualquier energía negativa. Algunas nos darán más trabajo que otras, pero se puede.
"Hipnosis"
Mandala pintado por mi
Continúa Cuarta Ley Universal: POLARIDAD en

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