1. Decide a dónde quieres ir
2. Decide qué debes hacer para llegar allí
3. Comienza por lo más importante
4. Asigna a cada cosa solo el tiempo justo y,,, ¡delega!
5. Sigue tu programa
6. Concéntrate en un solo asunto
7. Hazte la vida más fácil
1. Decide a dónde quieres ir
a) Define por escrito de cinco a nueve objetivos, y al hacerlo, piensa en ti mismo, tu familia, tu trabajo; en ese orden de prioridades. Estos son tus objetivos de largo plazo entre si, retadores pero alcanzables.
b) Tus objetivos deben ser motivadores, claros, cuantificables, con plazo, compatibles
b) Elige. Asume que no puedes hacer todo cuanto deseas.
c) Comienza por el largo plazo, luego el mediano plazo y finalmente el corto plazo (semana). Cuantifica. Fija fechas. Asigna márgenes de seguridad para lo que tenga un plazo.
e) Programa tiempo para pensar, para innovar, para formarte; y para cuidar de tu cuerpo y tu espíritu. Necesitas un tiempo personal de descanso y diversión.
b) Evita la tentación de abordar lo que es corto, cómodo, agradable o conocido. Es tentador porque suele ser gratificante. Pero también suele ser poco importante.
c) Anticipa lo importante antes de que se convierta en urgente. Adelántate a los problemas porque si llegan antes que tú, tendrán ventaja. Las urgencias malgastan el tiempo, suelen conducir a soluciones poco elegantes y provocan estrés
b) Busca la perfección en el conjunto y no en cada tarea. El conjunto incluye lo económico, lo social, lo afectivo,…, tu vida.
c) Programa el tiempo y no las tareas. Y no lo agotes, porque debes contar con los imprevistos. No sabes cuando, pero te llegarán y ocuparán más de la mitad de tu jornada.
e) Delega todo lo que puedas. Pregúntate siempre que puedes delegar y a quién. La única trampa que puedes hacerle al tiempo es usar el tiempo ajeno. Debes hacerlo para que tu equipo se desarrolle y se motive, para liberar tu tiempo para cosas más importantes, para que todos crezcan profesionalmente.
g) Y ten paciencia. Delegar es invertir. Los resultados se obtienen después. Con creces.
b) Inicia tu jornada de acuerdo con tu agenda. Mantenla a la vista. Sigue tu programa, salvo que te surja algo más importante.
c) Actúa según tu iniciativa, según tu criterio. Evita la reacción compulsiva a atender interrupciones, problemas o asuntos imprevistos no prioritarios (cortos, cómodos, urgentes…) O a lo que te piden los demás. Acepta una interrupción sólo cuando entiendas que te resulta de interés (o es tu obligación).
d) Aprende a decir NO. Cuando sabes que es lo correcto. Se amable, pero no a costa de abandonar tus prioridades. Colabora, pero sin abandonar tus propias responsabilidades. Se asertivo y decide, por ti mismo, tu comportamiento.
e) No lo dejes para luego. Como dice un viejo refrán inglés: “un día de estos es ninguno de estos días”
b) Tu conciente solo puede ocuparse eficazmente de un solo asunto a la vez. La dispersión lleva al estrés.
e) Los montones sobre tu mesa dificultarán tu concentración y sólo contribuirán a producirte también estrés.
f) Si tocas un documento (papel o correo electrónico), pasa a la acción: resuelve, reencamina, archiva o tira (envíalo a la papelera). Pero no lo dejes para “más tarde”.
g) Evita las interrupciones. Alargan extraordinariamente el tiempo preciso para realizar una tarea. Acepta las menos posibles y se asertivo: aprende a decir “NO” cuando lo que tienes entre manos es más importante que el imprevisto que te surja.
7. Hazte la vida más fácil
b) Cuida tu cuerpo, que es tu herramienta básica. Alimento. Ejercicio. Descanso. Todo condiciona un alto rendimiento.
c) Cuida tu ánimo, es tu energía y tu fuerza. Aprende a evitar las preocupaciones y el estrés: deterioran, cansan, debilitan. Equilibra tus intereses y tus responsabilidades: tu mismo, tu familia y el trabajo.
d) Apóyate en las mejores herramientas de organización y gestión. Hay varias y son complementarias. Te ahorrarán tiempo, liberan la mente y favorecen tu creatividad.
e) Las herramientas digitales (ordenadores, agendas electrónicas, teléfonos móviles) son cada vez más sofisticadas: tamaños más compactos, capacidad de datos, mayor y mejor conectividad. Son idóneos para presentar listados pequeños, no relacionados y que no requieren ser compartidos con otros.
f) Las herramientas de papel (dietarios, agendas y organizadores) tienen otras grandes ventajas. Los mejores organizadores son idóneos para aplicar día a día la gestión por objetivos y para acumular información vital de forma relacionada y compatible.
g) Y por último, ¡Ojo con las largas jornadas y el estrés consiguiente! Sabes que no solo baja tu rendimiento, sino que desaparecen habilidades que te son precisas: creatividad, memoria, empatía, capacidad para comunicar, persuadir o negociar con otros, motivas a tu equipo, vender ideas,… busca la calidad en tu trabajo antes que la cantidad.
h) El uso eficaz de tu tiempo te conducirá al éxito personal, único modo de que alcances la felicidad. Recuerda que: