"Actuar desde el corazon"
La energia del corazon es la que nos mantiene honestos y en integridad con nuestras intenciones. Venimos de la Luz, esa es nuestra familia. Somos todos UNO, la separatidad no existe. Actuar desde el corazon es: no hacer daño, ser honesto, íntegro, encontrar el gozo siempre y vivirlo al tope; ah! y también, dar las gracias.
11-11-11 FTG

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viernes, 3 de diciembre de 2010

EL ARTE DEL DINERO

¿Puedes hablar sobre el dinero? ¿Qué son todos esos sentimientos acerca del dinero? ¿Qué le hace tan poderoso que la gente sacrifica su vida por él?

Ésta es una pregunta muy significativa.

Todas las religiones han estado en contra de la riqueza porque la riqueza puede darte todo lo que se puede comprar en la vida. Y se puede comprar casi todo excepto aquellos valores espirituales como el amor, la compasión, la iluminación y la libertad. Esas pocas cosas son excepciones; y las excepciones confirman la regla. Todo lo demás lo puedes comprar con dinero. Como todas las religiones han estado en contra de la vida, inevitablemente han estado en contra del dinero. Es el corolario natural. La vida necesita dinero porque la vida necesita comodidades, la vida necesita buena comida, la vida necesita buenas ropas, buenas casas. La vida necesita buena literatura, música, arte, poesía. ¡La vida es vasta! Y un hombre que no puede entender la música clásica es pobre. Está sordo. Quizá escuche —sus ojos, sus oídos, su nariz, todos sus sentidos estarán físicamente bien— pero metafísicamente... ¿Puedes ver la belleza de la gran literatura, como El libro de Mirdad? Si no puedes verla, estás ciego.

Me he encontrado con gente que ni siquiera han escuchado el nombre de El libro de Mirdad. Si tengo que hacer una lista de grandes libros, ése será el primero. Pero para ver su belleza necesitarás una tremenda disciplina. Sólo puedes entender la música clásica si aprendes; y es un aprendizaje largo. Pero para entender eso, necesitarás no pasar hambre, no sufrir la pobreza, estar libre de todo tipo de prejuicios.

Por ejemplo, los musulmanes han prohibido la música; han privado al hombre de una tremenda experiencia. Sucedió en Nueva Delhi... uno de los emperadores musulmanes más poderosos, Aurangzeb, estaba en el trono. Y él no sólo era poderoso, era realmente terrible.

Hasta ese momento los emperadores musulmanes estaban diciendo que la música iba en contra del Islam, pero eso era todo; Delhi estaba lleno de músicos. Pero Aurangzeb no era un caballero. Declaró que si se escuchaba cualquier música en Delhi, el músico sería inmediatamente decapitado. Y Delhi era el centro, naturalmente, porque había sido la capital desde hacía miles de años. Por eso era el lugar en donde vivían todos los genios.

Cuando hizo esta declaración, todos los músicos se reunieron y dijeron: —¡Hay que hacer algo, esto es demasiado! Solían decir que va en contra del Islam; eso está bien. Pero este hombre es peligroso, va a empezar a matar. —De modo que como protesta, todos los músicos —de los que había miles— fueron al palacio de Aurangzeb. Él salió al balcón y le preguntó a la gente: —Quién ha muerto. —Porque lo que habían hecho..., venían con un cadáver como los llevan en India. Dentro no había ningún cadáver, sólo almohadones, pero habían conseguido que tuviera el aspecto de un cadáver. Aurangzeb preguntó: —¿Quién ha muerto?

Y respondieron: —La música. Y tú eres el asesino. Aurangzeb dijo: —Está bien que haya muerto. Ahora por favor hacedme un favor: cavad la tumba tan profunda como podáis, para que nunca vuelva a salir de ella.

Esos músicos y sus lágrimas no afectaron a Aurangzeb; estaba haciendo algo «sagrado».

Los musulmanes niegan la música. ¿Por qué? Porque en Oriente la música la tocaban hermosas mujeres. En Oriente y en Occidente el significado de la palabra «prostituta» es diferente. En Occidente la prostituta está vendiendo su cuerpo. En Oriente, en el pasado, la prostituta no estaba vendiendo su cuerpo; estaba vendiendo su genio, su baile, su música, su arte.

Os sorprenderá saber que todos los reyes indios solían enviar a sus hijos, que iban a convertirse en sus sucesores, a vivir con grandes prostitutas durante unos años. Eran enviados a aprender etiqueta, a aprender amabilidad, a aprender música, a aprender las delicadezas del baile; porque un rey debía ser realmente rico en todos los aspectos. Debía entender la belleza, debía entender la lógica, debía tener modales. Ésa era una vieja tradición en India.

Los musulmanes la desbarataron. La música iba en contra de su religión. ¿Por qué? Porque para aprender música tenías que entrar en una casa de prostitución. Los musulmanes están totalmente en contra del disfrute, y la casa de la prostituta estaba llena de risas, canciones, música, danza. Ellos simplemente lo prohibieron: ningún musulmán podía entrar en un lugar de música; escuchar música era pecado.

Y lo mismo han hecho las diferentes religiones; por diferentes razones, pero han estado recortando las riquezas del hombre. Y la enseñanza más básica es que debes renunciar al dinero.

Puedes ver la lógica. Si no tienes dinero, no puedes tener nada más. En lugar de cortar las ramas, estaban cortando las mismas raíces. Un hombre sin dinero está hambriento, es un mendigo, no tiene ropa. No puedes esperar que tenga tiempo para Dostoievski, Nijinsky, Bertrand Russell, Albert Einstein, no; eso es imposible.

El conjunto de todas las religiones han hecho al hombre todo lo pobre que han podido. Han condenado tanto el dinero, han alabado tanto la pobreza que por lo que a mí respecta, son los criminales más grandes que ha conocido el mundo.

Fíjate en lo que dice Jesús: «Un camello puede pasar por el ojo de una aguja, pero un rico no podrá entrar por las puertas del Cielo.» ¿Piensas que este hombre está en sus cabales? Está dispuesto a dejar que un camello pase a través del ojo de una aguja; que es absolutamente imposible, pero acepta que incluso esa imposibilidad podría hacerse posible. Pero ¿un rico entrando en el paraíso? Ésa es una imposibilidad mucho mayor; no hay forma de conseguirlo.

Se critica la riqueza, se critica la abundancia, se critica el dinero. El mundo está dividido en dos campos. El noventa y ocho por ciento de la gente vive en la pobreza pero con una gran consolación, que en donde la gente rica será incapaz de entrar, ellos serán recibidos con los ángeles tocando con sus arpas: «¡Aleluya... Bienvenidos!» Y el dos por ciento que son ricos están viviendo tremendamente culpables de ser ricos.

No pueden disfrutar de su riqueza porque se sienten culpables, y en el fondo tienen miedo: quizá no les dejen entrar en el paraíso. Por eso tienen un gran dilema. La riqueza ha creado culpa en ellos —no serán consolados porque no están llorando—, no les dejarán entrar en el paraíso porque tienen demasiadas cosas en la Tierra. Serán arrojados al Infierno.

Por culpa de esta situación, el hombre rico vive atemorizado. Incluso si disfruta, o trata de disfrutar las cosas, la culpa lo envenena. Quizá esté haciendo el amor con una mujer hermosa, pero sólo su cuerpo estará haciendo el amor. Está pensando en el paraíso en donde están entrando los camellos, y él se queda fuera y no tiene dónde ir. ¿En estas circunstancias, puede este hombre hacer el amor? Podría estar comiendo la mejor comida posible, pero no la puede disfrutar. Sabe que la vida es corta, y después de eso sólo hay oscuridad y el fuego del Infierno. Vive paranoico.

El pobre ya está viviendo en el Infierno, pero vive con una consolación. Te sorprenderá saber que en los países pobres la gente está más contenta que en los países ricos. He visto a los más pobres de India sin ninguna señal de insatisfacción en absoluto. Y los americanos van dando la vuelta al mundo buscando consejo espiritual; naturalmente, porque no quieren ser derrotados por los camellos; quieren entrar por las puertas del Cielo. Quieren encontrar algún camino, algún yoga, algún ejercicio como compensación. El mundo entero ha sido vuelto en contra de sí mismo. Soy quizá la primera persona que es respetuosa con el dinero, la riqueza, porque te puede hacer multidimensionalmente rico.

Un pobre no puede entender a Mozart, un hombre hambriento no puede entender a Miguel Ángel, un mendigo no puede mirar los cuadros de Vincent van Gogh. Y la gente que padece hambre no tiene suficiente energía para ser inteligente. La inteligencia llega sólo cuando tienes en ti energía de sobra; ellos ganando sólo pan y mantequilla se quedan agotados. No tienen inteligencia, no pueden entender Los hermanos Karamazov, sólo pueden entender a algún estúpido sacerdote en una iglesia.

Ni el sacerdote entiende de qué está hablando, ni la audiencia. La mayoría están profundamente dormidos, agotados después de seis días de trabajo. Y el sacerdote está más cómodo si todo el mundo está dormido, así no tiene que preparar un nuevo sermón. Puede seguir utilizando el viejo sermón. Todo el mundo está dormido, nadie se dará cuenta de que les está engañando.

La riqueza es tan importante como la buena música, como la buena literatura, como las obras maestras en el arte.

Hay personas que tienen una capacidad innata para ser músicos. Mozart comenzó a tocar hermosa música a la edad de ocho años. Cuando tenía ocho años, otros grandes maestros de música ni se le acercaban. Este hombre ha nacido con esa creatividad. Vincent van Gogh nació de un padre pobre que trabajaba en una mina de carbón. Nunca recibió educación, nunca fue a ninguna escuela de arte, pero se convirtió en uno de los pintores más grandes del mundo.

Sólo hace unos días vi una foto de una de sus pinturas. Por esa pintura fue el hazmerreír de todos los pintores, ¿qué decir de los demás?, porque había pintado estrellas de una forma que nadie las había visto: como una nebulosa, todas las estrellas en movimiento, como una rueda girando continuamente. ¿Quién ha visto estrellas así?

Incluso otros pintores le dijeron: —¡Te estás volviendo loco; eso no son estrellas! —Y además, los árboles que había pintado por debajo de las estrellas suben más alto que las estrellas. Las estrellas se quedan atrás, los árboles suben mucho más arriba. ¿Quién ha visto árboles así? ¡Esto es una locura!

Pero hace algunos días vi un dibujo de ese tipo. Los físicos han descubierto ahora que Van Gogh tiene razón: las estrellas no son como parecen, son exactamente de la forma que las pintó. ¡Pobre Van Gogh! Qué ojos debía de tener ese hombre para poder ver lo que a los físicos les ha costado encontrar cien años, con todos sus grandes laboratorios y gran tecnología. Y Vincent van Gogh, extrañamente, sólo con los ojos desnudos pudo comprender la forma exacta de las estrellas. Están girando, son derviches giróvagos; no son estáticas, como tú las ves.

Y cuando le preguntaron sobre los árboles: —¿Dónde has encontrado esos árboles que van más allá de las estrellas? —Él dijo—: Éstos son los árboles que he encontrado sentándome a su lado y escuchando sus ambiciones. Les he escuchado decir a los árboles que son la ambición de la Tierra por alcanzar las estrellas.

Quizá harán falta unos cuantos siglos más para que los científicos descubran que ciertamente los árboles son la ambición de la Tierra. Hay algo cierto, los árboles van en contra de la gravitación.

La Tierra les deja ir en contra de la fuerza de la gravitación; apoyándolos, ayudándolos. Quizá la Tierra quiere tener una comunicación con las estrellas. La Tierra está viva, y la vida siempre quiere ir más alto, cada vez más alto. No hay límite para sus aspiraciones. ¿Cómo lo va a entender la gente pobre? No tienen la inteligencia.

De la misma forma que hay poetas de nacimiento y hay pintores de nacimiento, me gustaría que recordaras que hay creadores de riqueza de nacimiento. Nunca han sido apreciados. No todo el mundo es un Henry Ford, y no lo puede ser.

Henry Ford nació pobre y se convirtió en el hombre más rico del mundo. Debía de tener algún talento, alguna aptitud para hacer dinero, para crear riqueza. Y eso es mucho más difícil que crear una pintura, o música, o poesía. Crear riqueza no es un trabajo fácil. Henry Ford debería ser elogiado como cualquier otro maestro músico, novelista, poeta; de hecho, debería ser más elogiado, porque con su dinero se puede comprar toda la poesía, toda la música y toda la escultura del mundo.

Yo respeto el dinero. El dinero es uno de los inventos más grandes del hombre. Es sólo un medio. Sólo los idiotas lo han condenado; quizá estaban celosos de que otros tuvieran dinero y ellos no. Su envidia se convirtió en su condena.

El dinero no es nada más que una manera científica de intercambiar cosas. Antes de que hubiera dinero, la gente tenía un gran problema. En todo el mundo había un una vaca y quieres comprar un caballo. En una situación así esto va a ser la tarea de toda una vida... Tienes que encontrar un hombre que quiera vender un caballo y quiera comprar una vaca. ¡Es muy difícil! Puedes encontrar a gente que tenga caballos pero no esté interesada en comprar vacas. Podrías encontrar a gente que está interesada en comprar vacas pero no tenga caballos.

Ésa era la situación antes de que apareciera el dinero. Naturalmente era inevitable que la gente fuese pobre: no podían vender cosas, no podían comprar cosas. Era un trabajo muy difícil. El dinero lo simplificó. El hombre que quiere vender la vaca no necesita buscar al hombre que quiere vender su caballo. Puede simplemente vender la vaca, tomar el dinero y buscar al hombre que quiere vender su caballo aunque no esté interesado en una vaca.

El dinero se convirtió en un medio de cambio; el sistema de trueque desapareció del mundo. El dinero prestó un gran servicio a la humanidad; y como la gente se volvió capaz de comprar, vender, naturalmente se hizo cada vez más rica.

Hay que entender esto. Cuanto más dinero se mueve, más dinero tienes. Por ejemplo, si yo tengo un dólar conmigo... Es sólo un ejemplo, no tengo ni uno, no tengo conmigo ni un centavo; ¡ni siquiera tengo bolsillos! Algunas veces me preocupo porque si consigo un dólar, ¿dónde lo voy a guardar?

Por ejemplo, si tengo un dólar y me lo guardo en el bolsillo, entonces en todo el auditorio hay un solo dólar. Pero si compro algo y el dólar va a parar a otra persona, yo obtengo el valor del dólar, que voy a disfrutar. Tú no te puedes comer el dólar, ¿cómo vas a disfrutarlo guardándolo? Sólo lo puedes disfrutar si lo gastas. Yo disfruto y el dólar llega a manos de otra persona. Ahora si esta persona se lo guarda, entonces sólo hay dos dólares; uno ya lo he disfrutado, y el otro lo tiene el avaro que se lo guarda.

Pero si nadie se aferra, y todo el mundo mueve el dólar todo lo rápido que pueda, si hay tres mil personas, se habrán utilizado tres mil dólares, se habrán disfrutado. Esto sucede en una sola vuelta. Si da más vueltas habrá más dólares. No está entrando nada —de hecho hay sólo un dólar— pero moviéndolo se va multiplicando a sí mismo.

Por eso al dinero se le llama moneda * debe de correr. Ése es mi significado. No conozco otros significados. Uno no debería de guardárselo. En el momento que lo consigas, ¡gástalo! No pierdas el tiempo, porque en ese tiempo estás impidiendo que el dólar crezca, que se vaya haciendo cada vez más y más. El dinero es un gran invento. Enriquece a la gente, hace a la gente capaz de tener cosas que no tiene. Pero todas las religiones han estado en su contra. No quieren que la humanidad sea rica y no quieren que la humanidad sea inteligente porque si la gente es inteligente, ¿quién va a leer la Biblia?

* del inglés currency (que corre). (N. del T.)

Las religiones nunca han querido que el hombre sea inteligente, nunca han querido que el hombre sea rico, nunca han querido que el hombre disfrute, porque la gente que está sufriendo, pobre, poco inteligente, son clientes de las iglesias, las sinagogas, los templos, las mezquitas.

Nunca voy a ningún lugar religioso. ¿Por qué debería ir? Si el lugar religioso quiere probar un poco de religión debería venir a mí. Yo no voy a la Meca, ¡la Meca tiene que venir a mí! No voy a Jerusalén, no estoy loco; sólo un poco chalado, pero no loco. Y cuando nosotros podemos crear un lugar de alegría y de risa y de amor aquí, ¿qué hay en Israel? Nosotros hemos creado un nuevo Israel.

Renuncia a todas las ideas que te han sido impuestas sobre el dinero. Sé respetuoso con él. Crea riqueza, porque sólo después de crear riqueza se abren otras dimensiones para ti.

Creación

LA CREATIVIDAD SUPREMA,

EL SENTIDO DE LA VIDA

LA VIDA en sí misma no tiene sentido. La vida es una oportunidad para crear un sentido. No hay que descubrirlo el sentido, hay que crearlo. Sólo encontrarás un sentido si lo creas. No está tirado por ahí detrás de los arbustos, para que puedas ir y buscar un poco y encontrarlo. No es una roca que vayas a encontrar. Es una poesía que hay que componer, es una canción que hay que cantar, es una danza que hay que bailar. El sentido de la vida es una danza, no una roca. El sentido es música. Sólo lo encontrarás si lo creas. Recuérdalo.

Millones de personas están viviendo sus vidas sin sentido por esa estúpida idea de que hay que descubrir el sentido. Como si ya estuviera allí y lo único que necesitas es levantar la cortina y... ¡Contempla! Ahí está el sentido. No es así.

De modo que recuerda: Buda encuentra un sentido porque lo crea. Yo lo encontré porque lo creé. Dios no es nada sino creación. Y sólo aquellos que lo crean lo encuentran. Y es bueno que el sentido no esté tirado en algún lugar, si no una persona lo habría descubierto; entonces ¿qué necesidad habría de que todos los demás lo descubrieran?

¿Puedes ver la diferencia entre el significado religioso y el significado científico? Albert Einstein descubrió la teoría de la relatividad; ¿tienes ahora tú que volver a descubrirla cada vez? Serías tonto si tuvieras que descubrirla cada vez. ¿Qué sentido tiene? Un hombre lo ha hecho; te ha dado el mapa. Puede que a él le haya costado años, pero a ti entenderlo te costará unas horas. Puedes ir a la universidad y aprender.

Buda también descubrió algo, Zaratustra también descubrió algo, pero no es como el descubrimiento de Albert Einstein. Aquí no sólo tienes que seguir a Zaratustra y su mapa para encontrarlo. Nunca lo encontrarás. Te tendrás que convertir en Zaratustra. ¡Fíjate en la diferencia!

Para entender la teoría de la relatividad, no necesitas convertirte en Albert Einstein, no. Sólo tienes que tener una inteligencia corriente, eso es todo. Si no eres demasiado retrasado, lo entenderás.

Pero para entender el significado de Zaratustra, te tendrás que convertir en un Zaratustra; menos que eso no servirá. Lo tendrás que crear una y otra vez. Y cada individuo tiene que dar nacimiento a Dios, a un sentido, a la verdad; cada hombre tiene que quedar preñado de ello e ir a través de los dolores del parto. Cada uno tiene que llevarlo en su propio vientre, alimentarlo con su propia sangre, y sólo entonces uno lo descubre.

Si no le encuentras ningún sentido a la vida, debes de estar esperando pasivamente a que aparezca..., nunca aparecerá. Ésa ha sido la idea de las antiguas religiones, que el sentido ya está ahí. ¡No lo está! Ahí está la libertad para crearlo, ahí está la energía para crearlo. Ahí está el campo para sembrar las semillas y cosechar el fruto. Todo está ahí; pero hay que darle un sentido. Por eso crearlo es tal alegría, tal aventura, tal éxtasis.

Por eso, primero: la religión tiene que ser creativa. Hasta ahora, la religión ha permanecido muy pasiva, casi impotente. No esperas que una persona religiosa sea creativa. Sólo esperas de ella que ayune, que se siente en una cueva, que se levante temprano por la mañana, recite mantras... y todo es tipo de cosas estúpidas. ¡Y estás perfectamente satisfecho! ¿Qué está haciendo? Y la ensalzas porque hace ayunos prolongados. Quizá es una masoquista; quizá disfruta torturándose a sí misma. Se sienta ahí desnuda cuando hace un frío glacial, y tú lo valoras.

Pero ¿de qué se trata, qué valor tiene esto? Todos los animales del mundo están desnudos en un frío glacial; no son santos. O cuando hace calor, se sienta en el sol ardiente, y tú la ensalzas. Dices: «¡Mira! Aquí hay un gran asceta.» Pero ¿qué está haciendo? ¿Cuál es su contribución al mundo? ¿Qué belleza ha añadido al mundo? ¿Ha cambiado un poco el mundo? ¿Lo ha hecho un poco más dulce, más fragante? No, tú no preguntas eso.

Ahora, yo te digo, esto es lo que hay que preguntar. Alaba a un hombre que haya creado una canción. Elogia a un hombre que haya hecho una bella escultura. Elogia a un hombre porque toca muy bien la flauta. A partir de ahora deja que éstas sean cualidades religiosas. Alaba a un hombre por ser un gran amante; el amor es religión. Alaba a un hombre porque, a través de él, el mundo está cada vez más lleno de gracia.

Olvídate de todas esas cosas estúpidas como ayunar o sentarse en una cueva, torturarse a uno mismo, o tumbarse sobre una cama llena de clavos. Elogia a un hombre porque ha cultivado rosas hermosas; el mundo tiene más color gracias a él. Y entonces encontrarás el sentido.

El sentido surge de la creatividad. La religión tiene que volverse más poética, más estética.

Y segundo: algunas veces sucede que buscas un sentido porque ya has sacado una conclusión. Partiendo de esa conclusión te pones a buscarlo. Ya has decidido qué sentido tiene que tener, o debe de haber... y luego no lo encuentras.

La investigación tiene que ser pura. ¿Qué quiero decir con que la investigación tiene que ser pura? No debe contener ninguna conclusión. No debe contener ningún a priorí.

¿Qué sentido estás buscando? Si ya has llegado a la conclusión de que estás buscando un sentido determinado, no lo encontrarás; porque desde el principio tu investigación está polucionada, tu investigación es impura. Ya has decidido.

Por ejemplo, si un hombre entra en mi jardín y piensa que va a encontrar allí un diamante, y sólo entonces el jardín es hermoso... Y no puede encontrar el diamante, entonces dice que el jardín no tiene un sentido. Hay tantas flores hermosas, tantos pájaros cantando, tantos colores, el viento soplando a través de los pinos, el musgo en las rocas. Pero no puede ver ningún sentido porque tiene una idea determinada: tiene que encontrar el diamante, un kohinoor; sólo entonces tendrá un sentido. No encuentra un sentido por culpa de esta idea.

Deja que tu investigación sea pura. No vayas con ideas fijas. Ve vulnerable y desnudo. Ve abierto y vacío. Y no sólo encontrarás un sentido, encontrarás mil y un sentidos. Entonces cada cosa se volverá llena de sentido. Una piedra de colores brillando con los rayos del sol..., o una gota de rocío creando un pequeño arco iris a su alrededor..., o una pequeña flor bailando al viento... ¿Qué sentido estás buscando?

No empieces con una conclusión, si no has empezado mal desde el principio. ¡Ve sin ninguna conclusión! Eso es lo que quiero decir cuando repito: si quieres encontrar la verdad ve sin conocimiento. . El erudito nunca la encuentra. Su conocimiento es una barrera.

Goldstein nunca había asistido a una función en un teatro clásico. Para su cumpleaños, sus hijos decidieron regalarle una entrada.

La noche siguiente al espectáculo, vinieron a visitarle y le preguntaron ansiosamente qué le había parecido.

—Ah —respondió— era una tontería. Cuando ella quería, él no quería. Cuando él quería, ella no quería. Y cuando los dos querían, ¡bajaron el telón!

Ahora, si vas con una idea fija, entonces sólo estás buscando eso, sólo estás buscando eso... Y por culpa de esta estrechez de miras, no ves todo lo que está disponible.

El sentido hay que crearlo. Y el sentido tiene que buscarse sin ninguna conclusión previa. Si puedes renunciar a lo que conoces, la vida de repente se llena de color; se vuelve psicodélica. Pero vas cargando continuamente con el peso de tus escrituras, libros, teorías, doctrinas, filosofías... estás perdido en todo eso. Y todo se ha mezclado, es un batiburrillo, y ni siquiera puedes recordar qué es qué.

Tu mente es un desastre. ¡Límpiala! Ponla en blanco. La mente vacía es la mejor mente. Y aquellos que te han estado diciendo que la mente vacía es el taller del diablo son los agentes del diablo. La mente vacía está más cerca de Dios que cualquier otra cosa. La mente vacía no es el taller del diablo. El diablo no puede hacer nada sin pensamientos.

Con el vacío, el diablo no puede hacer nada en absoluto. No tiene forma de entrar en el vacío.

Tienes tantos pensamientos mezclados en la mente, no hay nada claro; has escuchado tantas cosas desde tantas fuentes... ¡tu mente es un monstruo! Estás tratando de recordar, te han dicho que recuerdes: «¡No te olvides!» Pero naturalmente el peso es tan grande que no puedes recordar. Has olvidado muchas cosas. Has imaginado y añadido muchas cosas tuyas.

Un inglés que visitaba Norteamérica asistió a un banquete y escuchó al maestro de ceremonias hacer el siguiente brindis:

—Brindo por el momento más feliz de mi vida, vivido en los brazos de la esposa de otro hombre: mi madre.

—Por Júpiter, eso está que rompe —pensó para sí mismo el inglés—. Debo de recordarlo para usarlo cuando vuelva a casa.

Unas semanas más tarde cuando regresó a Inglaterra, asistió a un almuerzo en la iglesia y le pidieron que hiciera el brindis. En un tono atronador se dirigió a la habitación abarrotada:

—Brindo por el momento más feliz de mi vida, vivido en los brazos de la mujer de otro hombre...

Después de una larga pausa la muchedumbre comenzó a estar muy inquieta y miró al orador con indignación.

El amigo del orador, sentado junto a él, le susurró:

—Mejor será que te expliques rápidamente.

—Por Júpiter, espetó el orador—, me tendrán que perdonar. Me he olvidado del nombre de esa estupenda mujer.

Esto es lo que está sucediendo. Recuerdas: «Platón ha dicho esto.» Y recuerdas: «Lao Tzu ha dicho aquello.» Y te acuerdas de lo que dijo Jesús y lo que dijo Mahoma... y recuerdas muchas cosas, todas se mezclan y no has dicho nada tuyo. A menos que digas algo tuyo te perderás el sentido.

Renuncia al conocimiento y vuélvete más creativo. Recuerda, el conocimiento es una acumulación, no hace falta que seas creativo; sólo tienes que ser receptivo. Y en eso se ha convertido el hombre: el hombre es reducido al papel de espectador. Lee los periódicos, lee la Biblia, el Corán y el Gita; va al cine, se sienta y mira la película; va al fútbol o se sienta delante del televisor, escucha la radio..., y así sucesivamente. Está inmerso en una especie de inactividad las veinticuatro horas del día, es un espectador. Los demás están haciendo cosas y él simplemente está mirando. Mirando no encontrarás un sentido.

Puedes ver mil y un amantes haciendo el amor pero no sabrás lo que es el amor; mirando no sabrás lo que es el abandono orgásmico. Tendrás que participar. El sentido llega a través de la participación. ¡Participa en la vida! Participa tan profundamente, tan totalmente como puedas. Arriesga todo por la participación. Si quieres saber qué es el baile no vayas a ver a un bailarín; aprende a bailar, sé un bailarín. Si quieres conocer cualquier cosa, ¡participa! Éste es el camino correcto y verdadero, el camino auténtico para conocer algo. Y tu vida tendrá mucho sentido. Y no en una sola dimensión, serán sentidos multidimensionales. Serás colmado de sentidos.

La vida tiene que ser multidimensional, sólo entonces tiene sentido. Nunca reduzcas la vida a una sola dimensión. Eso también es un problema. Alguien se convierte en un ingeniero, y piensa que todo ha terminado. Se identifica con ser un ingeniero. Entonces, durante toda su vida, es sólo un ingeniero... y podía haber hecho millones de cosas de él pero se mueve en un solo camino. Se aburre, está harto. Está cansado, saturado. Va arrastrándose. Sólo espera la muerte. ¿Qué sentido puede haber allí?

Ten más intereses en la vida. No seas siempre un hombre de negocios; algunas veces juega también. No seas sólo un doctor o un ingeniero, o un director de escuela, o un profesor; ¡sé todas las cosas que puedas! Juega a cartas, toca el violín, canta una canción, sé fotógrafo aficionado, un poeta... Encuentra tantas cosas como puedas en la vida, y entonces tendrás una riqueza. El sentido es un derivado de la riqueza.

He escuchado una historia muy significativa sobre Sócrates:

Sócrates, mientras esperaba la muerte en la prisión, estaba atormentado por un sueño que le seguía exhortando: «Sócrates, ¡haz música!» El anciano sintió que siempre había servido al arte con su filosofía. Pero ahora, espoleado por esta misteriosa voz, puso sus fábulas en verso, dedicó un himno a Apolo, y se puso a tocar la flauta.

Cara a cara con la muerte, la filosofía y la música fueron brevemente de la mano, y Sócrates estaba más estático que nunca.

Nunca había tocado la flauta. Algo en él le insistía: «Sócrates, ¡haz música!» ¡Justo antes de morir! Parecía tan ridículo. Y nunca había tocado, nunca había hecho música. Una parte de su ser había permanecido sofocada; sí, incluso un hombre como Sócrates seguía siendo unidimensional. La parte negada insistía: «Basta de lógica; un poco de música te vendrá bien, te equilibrará. Basta de raciocinio; toca la flauta.» Y la voz era tan persistente que tuvo que ceder.

Sus discípulos se debieron de quedar sorprendidos: «¿Se ha vuelto loco? ¿Sócrates tocando la flauta?» Pero para mí es muy significativo. Puede que la música no haya sido gran cosa, porque nunca había tocado. Debe de haber sido absolutamente amateur, infantil; pero algo quedó satisfecho, algo se unió. Había dejado de ser parcial. Por primera vez en su vida, quizá, había sido espontáneo.

Por primera vez había hecho algo que no podía justificar con ninguna razón. De lo contrario, era un hombre racional.

Justo la otra noche estaba leyendo una historia acerca del gran místico hassid, Baal Shem.

Era un día de fiesta y los hassidis se habían reunido para rezar y para estar en comunión —satsang— con el maestro.

Un hombre había venido con su hijo retrasado mental. Estaba un poco preocupado por él, el muchacho podría llegar a hacer algo. Por eso no le quitaba ojo. Cuando finalizaron las oraciones, el muchacho le preguntó al padre: —Tengo un silbato; ¿puedo tocarlo?

El padre le dijo: —De ninguna manera; ¿dónde tienes el silbato? —porque tenía miedo de que el muchacho pudiera no obedecer su «no». El muchacho le enseñó al padre en qué bolsillo guardaba el silbato, y el padre no quitaba el ojo del bolsillo. Después hubo un baile, y el padre se olvidó y también se puso a bailar. A los hassidis les gustaba bailar, eran gente alegre. Lo mejor del judaismo, la esencia misma del judaismo, estaba con ellos, con estos locos.

Cuando todo el mundo estaba rezando a Dios y bailando, de repente el muchacho no lo pudo resistir. Agarró el silbato y sopló. ¡Todo el mundo quedó escandalizado! Pero Baal Shem fue, abrazó al muchacho y dijo: —Nuestras oraciones han sido escuchadas. Sin este silbato, todo era inútil; porque ésta ha sido la única cosa espontánea aquí. Todo lo demás ha sido ritual.

No dejes que tu vida se convierta en un ritual muerto. Deja que haya momentos inexplicables. Deja que haya cosas misteriosas, que no puedas justificar con ninguna razón. Haz algunas cosas por las que la gente crea que estás un poco loco. Un hombre que está cuerdo al ciento por ciento está muerto. Siempre es una gran alegría si va acompañado de un poco de locura. No dejes de hacer algunas locuras tú también. Y entonces podrás encontrarle un sentido.


Osho-Creatividad


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