“Siento gran tensión y estrés. ¿Cómo puedo estar más relajado?”.
Hay que relajarse desde la circunferencia; ahí es donde estamos, sólo podemos comenzar desde donde estamos. Relaja la circunferencia de tu ser; relaja tu cuerpo, relaja tu comportamiento, relaja tus actos. Camina de manera relajada, come de una manera relajada, habla, escucha de una manera relajada. Aminora cada acción. No tengas prisa, no te aceleres. Muévete como si toda la eternidad estuviera a tu disposición; de hecho, lo está. Estamos aquí desde el principio y vamos a estar hasta el final, si es que hay un principio y hay in final. Pero el caso es que no hay ni principio ni fin. Siempre hemos estado aquí y lo estaremos siempre. Cambian las formas, pero no la sustancia; cambian las vestiduras, pero no el alma.
Tensión significa prisa, miedo, duda. La tensión significa un esfuerzo constante por proteger, por estar seguro, por estar a salvo. La tensión significa prepararnos para el mañana ahora, o para la vida eterna; significa estar temerosos de que mañana no podamos enfrentarnos a la realidad, por lo que hay que estar en guardia. La tensión significa el pasado que no se ha vivido plenamente, que de cierta manera se dejó pasar de largo, pero te sigue, es recurrente, te obsesiona.
Recuerda algo fundamental respecto a la vida: cualquier experiencia que no ha sido vivida te perseguirá, no te dejará en paz: “¡Acaba conmigo! ¡Víveme! ¡Complétame!”. En cada experiencia existe una cualidad intrínseca que tiende a ser acabada y desea ser completada. Una vez satisfecha, se evapora; incompleta, persiste, te tortura, te obsesiona, atrae tu atención. Te dice: “¿Qué es lo que vas a hacer conmigo? Todavía estoy incompleta. ¡Realízame!
Todo tu pasado te persigue, pidiéndote acabar cosas; porque nada ha sido vivido realmente, todo ha sido de algún modo evitado, vivido parcialmente, vivido a medias, de una manera tibia. No ha habido intensidad, ni pasión. Te has conducido como un sonámbulo. Así, el pasado te obsesiona y el futuro crea angustia. Entre el pasado y el futuro está como emparedado el presente, la única realidad.
Tendrás que descansar desde la circunferencia. El primer paso para hacerlo está en el cuerpo. Recuerda cuanto más te sea posible mirar en su interior, si cargas de alguna manera alguna tensión en él: en el cuello, en la cabeza, en las piernas. Relájalo a consciencia. Ve hasta esa parte del cuerpo y persuádela, dile amorosamente: “¡ Relájate!”.
Al abordar cualquier parte de tu cuerpo, quedarás sorprendido de que te escucha, te hace caso; ¡es tu cuerpo! Con los ojos cerrados penetra en tu interior, desde los dedos de los pies hasta la cabeza, localizando cualquier lugar donde haya tensión. Habla entonces con esa parte como si hablaras con un amigo; permite un diálogo entre tu cuerpo y tú. Dile que se relaje, y adviértele: “No hay nada que temer. No tengas miedo. Estoy aquí para cuidarte; estate tranquilo”. Poco a poco, aprenderás el truco. Conseguirás que el cuerpo se relaje.
Después da otro paso, un poco más profundo; dile a la mente que se relaje. Si el cuerpo escucha, la mente también lo hace, pero no puedes empezar con la mente; tienes que hacerlo desde el principio. No puedes empezar por el medio. Mucha gente empieza por la mente y fracasa; se debe a que empieza por el sitio equivocado. Todo debe hacerse en el orden correcto.
Si llegas a ser capaz de relajar el cuerpo voluntariamente, serás capaz entonces de ayudar a que la mente haga lo mismo. La mente es un fenómeno más complejo. Una vez que ya estás seguro de que el cuerpo te escucha, contarás con una nueva confianza en ti mismo. Ahora incluso la mente puede escucharte. Con la mente llevaré un poco más de tiempo, pero sucede.
Cuando la mente se encuentre relajada empieza entonces a relajar tu corazón, el mundo de tus sentimientos, tus emociones; algo todavía más complejo, más sutil. A partir de ahí te moverás con confianza, con una gran confianza en ti mismo. Ahora sabrás que con la mente toma algo más de tiempo, pero que sí es posible. Si lo es con el cuerpo y con la mente, también es posible con el corazón. Sólo entonces, cuando has dado estos tres pasos, puedes pasar al cuarto. Ahora puedes pasar al centro más interno de tu ser, el cual está más allá del cuerpo, de la mente, del corazón: el verdadero centro de tu existencia. Conseguirás también relajarlo.
Dicha relajación aporta el mayor gozo posible, el supremo éxtasis, la total aceptación. Te hallarás lleno de felicidad y de júbilo. Llenará tu vida de ductilidad y armonía, la convertirá en danza.
La existencia danza en armonía, el hombre se resiste. La existencia entera se mueve de la manera muy relajada; hay movimiento, sin duda, pero en total equilibrio. Los árboles crecen, los pájaros pían y los ríos fluyen; las estrellas se mueven: todo marcha de una manera muy armónica. Sin prisa, sin alboroto, sin preocupación y sin desperdiciar nada. El hombre puede elevarse por encima de los dioses y caer más bajo que los animales. el hombre tiene un espectro amplio. De lo más bajo a lo más alto, el hombre es una escalera.
Empieza desde el cuerpo, después pasa, poco a poco, hacia el
interior. No pases a otra cosa hasta que primero no hayas solucionado lo principal. Si tu cuerpo está tenso, no empieces por la mente. Espera. Trabaja sobre el cuerpo. Y piensa que las pequeñas cosas son de inmensa ayuda.
Caminas a un cierto paso; se ha convertido en algo habitual, automático.
Ahora trata de caminar lentamente. Buda solía advertir a sus discípulos: “Caminad muy despacio, y dad cada paso conscientemente”. Si cada paso lo das conscientemente, acabarás caminando lentamente. Si vas corriendo, con prisa, te olvidarás de recordar. De ahí que Buda camina muy lentamente.
Intenta caminar lentamente; quedarás sorprendido: un nuevo tipo de consciencia empezará a surgir dentro del cuerpo. Come lentamente; quedarás sorprendido: supone una gran relajación. Haz todo lentamente... sólo por cambiar el modelo antiguo, tan sólo para cambiar los viejos hábitos.
Primero el cuerpo tiene que relajarse completamente, como el de un niño pequeño. Entonces pasa a la mente. Actúa científicamente: primero lo más sencillo, después lo más complejo, para pasar a lo muy complejo. Sólo así podrás relajarte en lo más hondo.
La relajación es un fenómeno de gran complejidad; con muchos matices, multidimensional. Son primordiales las siguientes cosas: entregar, confiar, darse, amar, aceptar, seguir la corriente, unirse a la existencia, disolver el ego, entrar en éxtasis. Incluye todo esto. Todo ello comienza a suceder si aprendes los caminos hacia la relajación.
Tus llamadas religiones te han hecho muy tenso, porque han creado en ti la culpa. Aquí mi labor es ayudarte a que te deshagas de toda culpa y de todo el miedo. Me gustaría decirte: no hay cielo ni infierno. Por lo tanto no temas al infierno y tampoco ansíes el cielo. Todo lo que existe es este momento. Puedes convertirlo en cielo o infierno –es absolutamente posible- pero no
existe cielo o infierno en ningún otro lugar. El infierno existe cuando te encuentras tenso; el cielo, cuando estás relajado. La relajación total es el paraíso.
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OSHO
Equilibrio Cuerpo-Mente
http://amigossiempreamigos.com/asa/aplicativo/temas/archivos/equilibrio-cuerpo-mente.pdf
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