"Actuar desde el corazon"
La energia del corazon es la que nos mantiene honestos y en integridad con nuestras intenciones. Venimos de la Luz, esa es nuestra familia. Somos todos UNO, la separatidad no existe. Actuar desde el corazon es: no hacer daño, ser honesto, íntegro, encontrar el gozo siempre y vivirlo al tope; ah! y también, dar las gracias.
11-11-11 FTG

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domingo, 28 de abril de 2013

De La Búsqueda De Metas A La Celebración



La relajación es un estado determinado en el que la energía no se mueve a ninguna parte, ni hacia el futuro ni hacia el pasado; simplemente está contigo. En el lago tranquilo de tu propia energía, en su calor, te ves tú envuelto. Este momento lo es todo. No existe otro. El tiempo se detiene; entonces surge la relajación. Si interfiere el tiempo, no la habrá. El reloj se detiene sin más; el tiempo deja de existir. Este momento lo es todo. No tienes que pedir nada más, solamente debes disfrutarlo. Hay que disfrutar las cosas corrientes, porque son las más hermosas. De hecho, nada es ordinario si existe Dios, todo se vuelve extraordinario.

Piensa en las cosas pequeñas... Como caminar por el césped cuando no se han evaporado todavía las gotas de rocío, sentirse inmerso en tal placer: disfrutando de la textura, del contacto con el césped, de la frescura del rocío, la brisa matinal, el sol en ascenso. ¿Qué más necesitas para ser feliz? ¿Qué más es posible? Acostarte por la noche entre las frescas sábanas de tu cama, sentir su textura; poco a poco las sábanas se van calentando, la oscuridad te envuelve, el silencio de la noche... Con los ojos cerrados te sientes en tu ser. ¿Qué más necesitas? Es demasiado; de ahí nace una profunda gratitud: eso es relajación.

La relajación significa que este momento es más que suficiente, más de lo que puede pedirse y esperar. Nada qué pedir, es más que suficiente, es todo lo que puedes desear; entonces la energía no se mueve a ninguna parte. Se convierte en un lago tranquilo. Te disuelves en tu propia energía. Este momento se llama relajación. No es algo del cuerpo ni de la mente, la relajación pertenece a la totalidad. Por eso los iluminados no dejan de decir: “Trasciende los deseos”, porque saben que si hay deseo, no puedes relajarte. No dejan de decir: “Entierra el cadáver”, porque si estás demasiado preocupado por el pasado, no puedes relajarte. Dicen también: “Disfruta de este momento”. Jesús dice: “Mira los lirios. Observa los lirios del campo; no cuesta nada admirarlos, y son muy hermosos, su esplendor es mayor que el del rey Salomón. Los rodea un aroma más delicioso del que conoció jamás el rey Salomón. ¡No dejes de admirar los lirios!”.

¿Qué es lo que está diciendo? Está diciendo: “¡Relájate! No debes esforzarte para conseguirlo; de hecho, todo se te da servido”. Jesús dice: “Si Él cuida de los pájaros del cielo, los animales, los animales salvajes, los árboles, las plantas, ¿entonces por qué te preocupas? ¿No cuidará acaso de ti?”. Eso se llama relajación. ¿Por qué te preocupas tanto por el futuro? Observa los lirios, disfruta de su belleza, llega a ser como ellos; luego relájate. La relajación no es una postura; la relajación es una transformación total de tu energía. Ésta puede tener dos dimensiones. Una está motivada, se dirige a algún sitio, tiene una meta; este momento es sólo un medio y la mete hay que obtenerla en algún otro lugar. Es una dimensión de tu energía, es la dimensión de la actividad, de alcanzar una meta. En ese caso todo es un medio; hay que emprender el camino y alcanzar la meta. Después descansarás. Pero para este tipo de energía la meta nunca llega, porque a cada momento este tipo de energía se convierte en un medio para pasar a otra cosa, en algo que está en el futuro. La meta siempre queda en el horizonte. Tú sigues corriendo, pero la distancia permanece igual.

No, hay otra dimensión de energía: esa dimensión es la celebración sin motivo. La meta está aquí y ahora; la meta no está en ningún otro lugar. De hecho, tú eres la meta. En realidad, no hay ninguna otra satisfacción que la del momento: observa los lirios. Cuando tú eres la meta y cuando la meta no está en el futuro; cuando no hay nada qué alcanzar; cuando lo que haces, por el contrario, es celebrar, ya has llegado a la meta, la tienes ahí. Ésa es la relajación, energía sin motivo.

Para mí, hay dos tipos de personas: los buscadores de metas y los que celebran. Los que van en pos de una meta son los que están locos; o se están volviendo poco a poco, van creando su propia locura. Y la locura lleva su propio impulso. Poco a poco, se van metiendo más en ella, hasta el momento en que ya no tienen remedio. El otro tipo de persona es la que no busca metas; no es en absoluto un buscador, se dedica a celebrar.

Esto es lo que yo te enseño: ¡a disfrutar, a celebrar! Tenemos muchos motivos: las flores están en su esplendor, los pájaros están cantando, el sol luce allá en el cielo; ¡celébralo! Entonces de pronto te relajas, entonces desaparece la tensión, desaparece la angustia. Toda la energía que se había convertido en angustia se transforma en gratitud; tu corazón no deja de latir con profundo agradecimiento: eso es orar. Eso es oración: un corazón que late con profundo agradecimiento.No hay necesidad de hacer nada al respecto. Sólo comprender el movimiento de la energía, el movimiento desmotivado de la energía. Ésta fluye, pero no hacia la meta, fluye como un placer. Se mueve, pero no hacia la meta, se mueve a causa de su misma energía desbordada.

Un niño salta y baila y corre por doquier; pregúntale: “¿ Adónde vas?”. No va a ningún lugar; te sentirás ridículo ante sus ojos. Los niños siempre piensan que los adultos son tontos. Qué pregunta tan tonta: ¡¿Adónde vas?”. ¿Es que hace falta ir a algún sitio? Un niño no puede responderte la pregunta porque es irrelevante. Él no va a ninguna parte. Se encogerá de hombros. Te dirá: “A ningún sitio”. Pero la mente, fijada en una meta, preguntará: “¿Entonces por qué corres?”. Porque para nosotros una actividad sólo tiene sentido cuando conduce a algún lugar.

Pero yo te digo, no hay lugar adónde ir: aquí está todo. La existencia entera culmina en este momento, converge en este momento. Toda la existencia se está derramando en este instante; todo lo que hay se vierte en este instante; está aquí, ahora. Un niño disfruta nada más de la energía. Tiene demasiada. No está corriendo porque tenga que llegar a algún sitio, sino porque le sobre, tiene que correr.

Tú debes actuar sin motivo aparente, tan sólo desbordando energía. Comparte, pero no negocies, no hagas tratos. Da porque tienes, no des para recibir; así no serás feliz. Todos los vendedores van al infierno. Si buscas a los mayores comerciantes y negociantes, ve al infierno, allí los encontrarás. El cielo no está hecho para los negociantes. El cielo es para los hombres que celebran.

¿Qué hay que practicar entonces? Conseguir la calma. Estar más y más en el aquí y ahora. Estar más y más en la acción, y menos en la actividad. Estar más y más hueco, vacío, pasivo. Ser más como un observador; indiferente, sin esperar nada, sin desear nada. Estar feliz contigo mismo tal como eres. Celebrar la vida.

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