En los años 90s era popular preguntarle a alguien cuál era su signo astrológico, porque saber el signo estelar de alguien determinaría si se podía hacer pareja. Y hay algo de verdad en esto porque algunos signos no se llevan bien con otros (aunque hay más que signos solares a considerar). Pero ahora necesitamos preguntar sobre vibración, el elemento crítico para avisarnos en dónde estamos en nuestro crecimiento espiritual. Podemos saber si estamos rendiéndonos al proceso o si estamos parados firmemente en nuestra necesidad por controlar lo que nuestra vibración está atrayendo.
¿Cómo conocemos nuestro nivel de vibración? Se refleja en nuestra realidad externa. Esta es una verdad con la que siempre podemos contar, la cual nos muestra en donde estamos en cada paso de nuestro viaje. Lo que sea que se conecte a nosotros no es bueno o malo, está respondiendo a una apertura vibracional en nuestro campo energético. Éstas son señales en nuestro viaje que nos muestra en dónde quiere controlar nuestro ego, lo cual se convierte en nuestra lección en rendición. Con este conocimiento podemos aprender a dejar ir y fluir fuera de esa experiencia hacia una vibración superior y crear una nueva realidad.
Este es un proceso constante que cambia con cada situación. En cada momento estamos controlando o rendiéndonos, decidiendo cuán fácil o difícil será nuestro viaje. Generalmente es un proceso inconsciente del que nos volvemos conscientes cuando nuestra vida se hace muy difícil, personas difíciles nos desafían, las cosas no funcionan o nos sentimos atorados. Aquí el ego es intransigente para una pelea y el espíritu nos susurra que necesitamos rendirnos. Lo que hagamos en ese momento determina si estamos fluyendo o si estamos atorados, en el momento presente o en el pasado.
Todo en nuestra realidad nos hace fluir, sin esfuerzo o con dolor, hacia dimensiones superiores. Las personas o situaciones retadoras son nuestras lecciones en rendición aunque nuestra primera respuesta es mostrarles que nosotros estamos en control. La respuesta que necesitamos para avanzar en nuestro viaje se encuentra en su vibración. Esta es nuestra lección en rendición. Si hacemos pausa y hacemos esta pregunta podemos aprender de nuestros maestros y avanzar en nuestro viaje, permitiendo que la energía de las lecciones y el dolor se muevan fuera de nuestra realidad y reemplazarlas con un natural flujo de alegría y abundancia.
¿Cómo conocemos nuestro nivel de vibración? Se refleja en nuestra realidad externa. Esta es una verdad con la que siempre podemos contar, la cual nos muestra en donde estamos en cada paso de nuestro viaje. Lo que sea que se conecte a nosotros no es bueno o malo, está respondiendo a una apertura vibracional en nuestro campo energético. Éstas son señales en nuestro viaje que nos muestra en dónde quiere controlar nuestro ego, lo cual se convierte en nuestra lección en rendición. Con este conocimiento podemos aprender a dejar ir y fluir fuera de esa experiencia hacia una vibración superior y crear una nueva realidad.
Este es un proceso constante que cambia con cada situación. En cada momento estamos controlando o rendiéndonos, decidiendo cuán fácil o difícil será nuestro viaje. Generalmente es un proceso inconsciente del que nos volvemos conscientes cuando nuestra vida se hace muy difícil, personas difíciles nos desafían, las cosas no funcionan o nos sentimos atorados. Aquí el ego es intransigente para una pelea y el espíritu nos susurra que necesitamos rendirnos. Lo que hagamos en ese momento determina si estamos fluyendo o si estamos atorados, en el momento presente o en el pasado.
Todo en nuestra realidad nos hace fluir, sin esfuerzo o con dolor, hacia dimensiones superiores. Las personas o situaciones retadoras son nuestras lecciones en rendición aunque nuestra primera respuesta es mostrarles que nosotros estamos en control. La respuesta que necesitamos para avanzar en nuestro viaje se encuentra en su vibración. Esta es nuestra lección en rendición. Si hacemos pausa y hacemos esta pregunta podemos aprender de nuestros maestros y avanzar en nuestro viaje, permitiendo que la energía de las lecciones y el dolor se muevan fuera de nuestra realidad y reemplazarlas con un natural flujo de alegría y abundancia.
Comparte
Juan Carlos Fernandez
No hay comentarios:
Publicar un comentario